VUELVE Y JUEGA

VUELVE Y JUEGA

Y volvemos sobre el recurrente tema de la justicia en Colombia, ya no como la que se aplica “a los de ruana” sino como la que se dicta “a los de cuello blanco”.

La justicia a los de ruana, sea lo que eso signifique, sigue siendo la misma. Pero, la de cuello blanco, ha reventado fuente y está entre nosotros de cuerpo presente.

Desde hace muchos años, la justicia por lo alto ha sido artículo de trueque entre los magistrados… Sin temeridad podría afirmarse que entre los togados de alto vuelo siempre se han “repartido la marrana”.

¿Qué hace que ahora nos enteremos de procedimientos ‘non sanctus’ en cabeza de magistrados de las altas cortes que parecen cosa nueva?

Una razón indudable es el avance tecnológico de las comunicaciones que permiten “milagros” como ese de la grabación del magistrado Villarraga con el Coronel, o el de la foto de Uribe a los guerrilleros veraneantes. Si este par de hechos se hubieran registrado, digamos 10 años atrás, el magistrado Villarraga seguiría siendo magistrado y los guerrilleros “buena vida” seguirían de rumba por el Caribe, todo a espaldas de la opinión pública.

Otra razón del destape de escándalos es la politización de la justicia inspirada en la Constitución del ’91… Y, a estas alturas (entre paréntesis), tampoco podría decirse si de buena o mala fe, pues, sabido es que también la ‘Magna Carta’ fue fruto de unos trueques ideológicos que engendraron un Estado bifronte que se mira así mismo con recelo.

Una y otra razón nos pone de frente la corrupción judicial como nueva… Pero no, es agua contaminada desde el nacedero. Hace rato que la justicia en Colombia se desvendó y su espada ya no cae ciega sobre los culpables, sino apenas sobre “los de ruana”.

Hace rato venimos diciendo que toda la problemática de Colombia pasa por “el anticristo” de la corrupción que se ha venido expandiendo desde el centro de la justicia hacia la periferia de la sociedad.

Los que se declaran sorprendidos de estos escándalos en las altas cortes, hay que entenderles que su sorpresa no es porque se presenten los casos sino porque se sepan.

Tan es así, que todavía tenemos exmagistrados defendiendo que los jueces solo hablen a través de los fallos, sentencias que, entre otras cosas, hace apenas unos cuantos años no se conocían sino entre ellos mismos.

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Fin de folio: Colombia, como diría un avezado tahúr, tipo Santos, tiene unas reglas de juego tan enredadas, que la única solución es barajar y volver a repartir.

Contracarátula.-  La justicia será corrupta si los corruptos  eligen jueces corruptos: Perogrullo.  

   

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