UN CÓCTEL MORTAL

UN CÓCTEL MORTAL

ABSTENCIÓN + CORRUPCIÓN NO ES DEMOCRACIA NI DA GOBERNABILIDAD NI CONLLEVA PAZ

(Octavio Quintero, junio del 2014)
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Coincide la declaración del expresidente Uribe del domingo en la noche después de elecciones, con la Misión de Observación Electoral (MOE), de la que nadie podría tildar de partidista, sobre las irregularidades observadas en la jornada electoral que arrojó como resultado la reelección del presidente Santos para otros cuatro años (2014-2018).
Es fundamental hacer notar la coincidencia porque desde esa misma noche los analistas políticos de los grandes medios que cubrían los escrutinios por TV, tacharon al expresidente de “intolerante”, y seguramente lo es y también seguramente su denuncia parte más de la amargura de la derrota…
Sea porque lo denuncia Uribe o porque lo advierte la MOE, el capítulo electoral que se cerró con la reelección del presidente Santos, dejó abierta una herida más en la democracia colombiana que resulta tan mortal como la misma abstención: la corrupción política.
No puede sentirse a gusto el presidente de los Colombianos elegido con escasamente la mitad más uno de los votos válidos, sobre los que ya caía el peso de una inmensa abstención, y menos si la confección de su elección se zurció con base en inocultable guerra sucia y corrupción.
“En nombre de la paz –decía Uribe--, el gobierno Santos impulsó la mayor corrupción de la historia, caracterizada por abuso de poder, entrega de dineros a parlamentarios para compra de votos, oferta de dineros del gobierno a alcaldes y gobernadores para forzarlos a intervenir en la campaña a favor del presidente-candidato, compra de votos, violación de la ley de garantías, propaganda ilegal con dineros del Estado, propaganda ilegal con personajes que cumplen funciones públicas, presiones del Ejecutivo para intervenciones políticas de la justicia, amenazas de masacra e intimidación por parte de grupos terroristas”, etc. etc.
Parece –y es—una declaración de perdedor… Pero es una declaración que se sustenta en hechos denunciados por algunos “nuevos mejores amigos de Santos” como la electa senadora Claudia López y que, además, hace parte de las observaciones electorales de la MOE, una organizaciones de tipo internacional que en Colombia se precia de imparcial y apolítica.
“Durante la jornada electoral, la MOE recibió más de 197 reportes ciudadanos de irregularidades y delitos electorales provenientes de 22 departamentos del país. Estos hechos, más los reportados en las elecciones de Congreso y de Presidencia en la primera vuelta, obligan a pensar en los alcances y limitantes que tiene la figura de reelección Presidencial tal como está hoy planteada en Colombia”, dijo la organización en un comunicado oficial minutos después de conocido el resultado electoral.
¿De qué irregularidades hablan los ciudadanos reportados por la MOE? De “Publicidad ilegal de candidatos, compra de votos y participación en política de funcionarios públicos”, advierte la misma organización en otro comunicado.
Si se compara lo denunciado por el expresidente Uribe con las advertencias de la MOE, el asunto casa como anillo al dedo.
Es grave, muy grave que, a más de alta imperfección democrática por la abultada abstención, la elección presidencial devenga ahora ilegitima, no ya por basarse en una exigua mayoría de la minoría sino por corrupta.