LA PAZ ENTRA POR CASA

LA PAZ ENTRA POR CASA
Seguro que los colombianos quieren la paz, y una prueba evidente de ese “bien supremo”, como al final acertó en decirlo el presidente Santos, es el resultado de las elecciones de ayer en donde expresaron que tampoco quieren la guerra.
Esa guerra fratricida entre los hermanos de la derecha –Zuluaga/Santos—fue capturada por el sorprendente resultado de las candidatas Clara López y Marta Lucía Ramírez que en la última semana subieron 6 puntos cada una con relación a las últimas encuestas que se publicaron.
Es claro que esos 12 puntos salieron de los porcentajes que esas mismas encuestas asignaban a los candidatos punteros Zuluaga/Santos y, aún inexplicablemente, de Peñalosa: la verdad es que no se ha dado una razón suficiente del desplome de Peñalosa a partir de esa encuesta de marzo en donde apareció de segundo disputando con Santos la segunda vuelta e, inclusive, ganándole el balotaje.
Y el que más caro pagó la confrontación de la “guerra sucia, por demás, fue el presidente-candidato que se mamó en la recta final. Claro que la segunda vuelta se veía venir pero no entre un presidente derrotado, y eso es otro cuento, porque, al contrario de lo que dicen sus “mermelados” escuderos, se le ha puesto el dulce a mordiscos.
No es tan matemáticamente como decía, por ejemplo el senador Benedetti, que sumados los votos de todos los candidatos que “querían la paz”: Santos + Clara + Peñalosa, ganaban a los candidatos que “querían la guerra”,                    Zuluaga + Marta Lucía. Y si el  presidente-candidato se mantiene en esa disyuntiva electoral, podrían volver a perder en la segunda vuelta del próximo 15 de junio.
Resulta más viable que todos los electores de Marta Lucía se sumen a Zuluaga que los del Polo a Santos, quien tampoco, por lo dicho de Peñalosa, el primero en reconocer su derrota de ayer, contaría con los votos de la Alianza que dejó de ser alianza desde que los desvergonzados Progresistas “compraron” el voto por la paz.
Y ese es el quid. A juzgar por las palabras del presidente Santos, seguirá en su campaña de polarización: paz perpetua o guerra indefinida, frente a la confrontación de resultados de su gobierno a la que lo reta desde su misma alocución de anoche el candidato triunfante en esta primera vuelta, Oscar Iván Zuluaga.
Porque, lo que sí se puede leer de derecha a izquierda o de izquierda a derecha de los resultados de ayer, es que los colombianos no quieren la reelección de Santos, no porque esos electores sean mayoritariamente guerreristas, sino porque este gobierno de Santos ha sido un desastre en lo político, económico y social…
“La economía sufre la quiebra del campo y el aniquilamiento de la industria por las importaciones como consecuencia de los TLC; la cantidad y calidad del empleo empeora e imperan el subempleo y la informalidad; los servicios públicos domiciliarios son hoy botín de las multinacionales y padecimiento de la población; la salud y la educación pierden su calidad de derechos fundamentales y se convierten en mercancías; la inseguridad y la violencia azotan por parejo a los ciudadanos. Nunca habíamos estado peor. Entre tanto la banca y los grupos monopólicos nacionales y extranjeros amasan exorbitantes ganancias, la riqueza se concentra y la corrupción campea en el Estado y el sector privado, timando el trabajo y la riqueza de los colombianos”, decía anoche mismo el senador estrella del Polo, Jorge Enrique Robledo.
-

Fin de folio/Junto a Santos, los grandes medios de comunicación cayeron derrotados y, con ellos, la objetividad periodística.