¡SALUD!: EL NEGOCIO SIGUE...

El premio Nobel de Medicina, Richard J. Roberts (1993), podría explicarnos con suficiente ilustración, la criminal reforma a la salud aprobada recientemente en el Congreso de Colombia cuando dice: “

(…) “Los fármacos que curan no son rentables y por eso no son desarrollados por las farmacéuticas que, en cambio, sí desarrollan medicamentos ‘cronificadores’ que sean consumidos de forma serializada”.

En su momento, la acusación del Nobel fue calificada de muy grave, pero el mismo científico afirma luego que nadie se mete con los laboratorios  porque (…) “en nuestro sistema, los políticos son meros empleados de los grandes capitales que invierten lo necesario para que salgan elegidos sus chicos, y si no salen, compran a los que son elegidos”.

Por ejemplo, la reforma en Colombia proponía, inicialmente, un control de precios a los medicamentos desde su producción, es decir, desde los mismos laboratorios, pero el respectivo artículo fue alterado en la Comisión de Conciliación, la misma que toma los textos públicamente aprobados por el Senado y la Cámara y, a espaldas de la opinión pública, los altera o modifica a su antojo.

¿Recuerdan el caso de la reforma a la Justicia?

Qué curioso: en la Comisión de Conciliación de la Salud, había tres de los mismos que alteraron  los textos de la justicia a tal punto, que el propio presidente Santos, lavándose las manos, optó por hundirla en medio del escándalo nacional que suscitó, no solo la aprobación, sino la misma forma, aparentemente inconstitucional, en que la hundió.

¿Y quiénes son?: Gustavo Puentes, Roosevelt Rodríguez y Juan Corzo.

Por ahí circula en las redes sociales una lista de los parlamentarios con la advertencia de no votar por quienes legislaran, en esta reforma a la salud, en contra de los intereses del pueblo. Bueno, para empezar, ahí tienen a estos tres “mosqueteros” de los laboratorios que le metieron la mano al control de precios de los medicamentos.

… Y, agréguenle al mediático Simón Gaviria, que ahí estaba también,  quizás sin leer, como es su costumbre, los textos de las leyes que vota de una forma en público y luego concilia en privado.

La reforma a la salud en Colombia sigue girando en torno de la eficiencia (como negocio) a costa de la equidad y, en palabras del mismo Nobel, “la salud humana no puede depender tan sólo de su rentabilidad económica. Lo que es bueno para los dividendos de las empresas no siempre es bueno para las personas”.

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Fin de folio: En la concepción del libre mercado, todo es negocio, pero es que cuando se habla de nuestra salud, de nuestras vidas y las de nuestros hijos y millones de seres humanos, no estamos hablando de un negocio cualquiera.