LOS PENSIONADOS MÁS QUE NADIE SABEN QUE EL QUE VA PIANO VA LONTANO

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Octavio Quintero (Diciembre de 2014)

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Mientras más se va socializando la discriminatoria política de ingresos que se aplica a la base de pensionados colombianos, más conciencia va adquiriendo esta población estimada en dos millones de personas, muchos de los cuales siguen siendo jefes de hogar.

En la red se agita permanentemente la posibilidad de que se asuma en conjunto la posición de votar en blanco en las próximas elecciones locales en que se renuevan los cargos de gobernadores y alcaldes y los escaños de asambleas y concejos.

Pero imponer el voto en blanco en elecciones locales resulta difícil, por no decir utópico, pues, en estos comicios se presentan muchos amigos, conocidos, vecinos y hasta familiares de los pensionados.

El voto en blanco tiene, además, otras arandelas de orden reglamentario, como que resulta más difícil imponer la mayoría requerida en elección de corporaciones frente a tanta gente que sale a votar por uno u otro de los distintos aspirantes a las asambleas y concejos. El voto en blanco, parece más hecho para expresar descontento en las elecciones de gobernadores y alcaldes y ya, de hecho, se registró el ejemplo de la elección de alcalde en Bello, Antioquia, en el 2011.

Resulta por demás pertinente asumir que el voto en blanco, según la jurisprudencia dominante, requiere de la mayoría de votos sobre todos los demás votos alcanzados por los candidatos que se presenten a la elección. Es decir, no que sea el de mayor votación sino que su votación supere a la de todos los demás votos válidos.

En las últimas horas ha aflorado en las huestes de los pensionados la propuesta de conformar un movimiento político de oposición con muy loables propósitos: defender y hacer respetar los derechos fundamentales de los pensionados y la clase trabajadora ante el gobierno.

Tampoco parece viable porque ya se ha intentado con resultados más que lamentables, como en las pasadas elecciones de Congreso cuando se agitó en la red la candidatura al senado de la abogada Yolanda Salgado, que apenas alcanzó 1.772 en todo el país sobre una población de 2 millones de pensionados.

¿Qué hacer entonces?

Tres puntas tiene el camino hacia adelante:

1) Insistir en las vías jurídicas porque no es admisible ni explicable que solo a los pensionados de “pata al suelo” se les discrimine con dos más que odiosas disposiciones: a) Considerarlos al mismo tiempo patronos y trabajadores para imponerles un abusivo descuent5o del 12 por ciento como aporte obligatorio a salud y, b) Incrementarles solo el índice de inflación anualmente a las mesadas cuando a todos los demás ingresos se les reconoce como mínimo el mínimo.

2) Formalizar alianzas estratégicas en las próximas elecciones con candidatos que se comprometan con la causa de los pensionados. “No solo de pan vive el hombre”: los gobernadores y alcaldes pueden abrir muchas posibilidades de ingreso adicional a los pensionados, aprovechando, por demás, su vasta y diversa experiencia.

3) Apoyando la gestión de sus líderes cívicos reconocidos, y asistiendo en masa a los eventos en que haya que ejercer presión para forzar al gobierno a la toma de decisiones institucionales como el desmonte de la odiosa discriminación de aportes a la salud y de incremento pensional.

En el ejercicio de estos DERECHOS Y DEBERES y solidaridades se iría forjando  la disciplina requerida para pensar en candidatos únicos o movimientos políticos. Principio tienen las cosas….