PENSANDO EN VOZ ALTA

La diosa griega Ocasión u Oportunidad, era calva por detrás, y cuando se presentaba, había que aprovecharla agarrándose a ella de sus cabellos de adelante. De ahí viene el dicho “las oportunidades las pintan calvas”

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Jaime Lustgarten 

(Especial, Red Social El Satélite)

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La baja de los precios del petróleo en los mercados internacionales debería ser una oportunidad y no un dolor de cabeza para el gobierno colombiano. El tema que los ingresos del país dependan en gran medida de los ingresos por las utilidades de Ecopetrol y de impuestos a los combustibles no debería dañarnos el caminado como se dice popularmente.  Si se bajan los precios internos del petróleo y de todos los combustibles,  los del gas especialmente en la región Caribe,  eso estimulara seguramente  al crecimiento de la economía y de otros sectores por la vía de mejorar la competitividad.  Los consumidores podrán gastar más dinero en compra de vivienda,  electrodomésticos, ropa, diversiones, educación, y por vía impuestos a las venta e industria y comercio,  u otros el país recupera lo perdido. El caso es que bajando el costo de la energía y del transporte se puede lograr mejorar la calidad de vida del ciudadano común, pero además  la competitividad de nuestras empresas y por ende las utilidades y reinversiones que hagan los empresarios para crecer y mejorar sus negocios y aumentar la generación de empleo.
 
Otro tema que se debe mirar a fondo es que hay países no productores de petróleo que verán mejorar y crecer sus economías con la baja de los precios en los hidrocarburos, del carbón y el gas,  y al mejorar su competitividad con menores egresos para la compra de hidrocarburos,  sus productos serán más competitivos en los mercados externos, entonces es lo que debería ver el gobierno colombiano  para que se pueda mejorar la competitividad de las empresas locales y las exportadoras y por ende el crecimiento del empleo en Colombia,  lo cual debe ser el objetivo principal de cualquier medida interna; favorecer principalmente  a los trabajadores colombianos y que ellos tengan un respiro y puedan también ver crecer y mejorar en calidad de vida.  La gente no en balde se queja de que las alzas del salario nunca compensan los incrementos de la canasta familiar.
 
El gran objetivo debe ser mejorar la productividad y la producción agroindustrial, empujar la inversión en sectores que están estancados o deprimidos, pero sobre todo en conservación y producción  de alimentos, en piscicultura, en  turismo ecológico, en producción de alimentos gourmet o para nicho mercados, frutas exóticas, etc., y apoyar actividades culturales y educativas que sirvan para mejorar las costumbres alimentarias y la calidad de vida. Mejorar y estimular la logística en manejo y distribución de la producción agropecuaria, cosa que los productos no se pierdan en las finca por falta de una red adecuada de carreteras terciarias y sistemas de distribución que pueden ser cooperativas,  y además que las zonas productoras cuenten con redes eléctricas y servicio de energía constante y confiable para evitar traumatismos en los negocios y la vida diaria de los campesinos y del sector rural.
 
El desarrollo del campo hará que muchos campesinos regresen al sector rural y disminuya la presión social en las ciudades. Las inversiones del gobierno central no pueden estar tan concentradas en las grandes ciudades y capitales.