¡OIGA: ES CON USTED, NO SE HAGA EL BOBO!

Tanto el embajador de Colombia en Washington Carlos Urrutia (en la foto), como la Canciller y el presidente Santos, se están haciendo los bobos con el tema del robo de baldíos, parece afirmar el senador del Polo, Jorge Enrique Robledo.

Ni el embajador ha renunciado al cargo, ni el gobierno se lo ha pedido, no obstante las graves acusaciones que pesan en su contra como socio de una firma de abogados, Brigard & Urrutia, que montó toda una asociación jurídica para montar un delito bajo visos de legalidad.

En su reconocida página web, el senador Robledo denuncia que, además de las orientaciones que le dio a Riopaila Castilla, Brigard & Urrutia Abogados también le indicó a la trasnacional estadounidense Cargill cómo apropiarse ilegalmente de 40 mil hectáreas en el Vichada, que podrían ser más con el avance de las investigaciones (Portafolio ha hablado de 90 mil hectáreas).

“Si bien es cierto que los jueces tienen la última palabra sobre estos casos y puede debatirse sobre el lío de las tierras y la política agraria nacional, hay un conjunto de hechos que deben tratarse ya, porque no dan espera y porque hay elementos suficientes para tramitarlos: el papel del gobierno de Santos en el espectáculo de varias de las mayores empresas de Colombia y el mundo dedicadas a violar la ley para despojar de sus tierras al campesinado; el de los ministros de Agricultura intentando modificar dos veces las leyes de la República para “sanear” estos despojos y el de Carlos Urrutia, el embajador de Colombia en Washington, metido hasta el cuello en el diseño y ejecución de estos delitos”, dice el senador Robledo.

“Es para bobos el sofisma de Brigard & Urrutia de argüir que no violaron la ley porque las leyes son para ser interpretadas, alegato que además no cabe en razón de que la norma no admite duda honrada, según se desprende del texto y lo reconocen las autoridades”, sostiene Robledo y, agrega:

- Los colombianos seguimos a la espera de que el embajador Urrutia dé una explicación más allá de decir que él vendió sus acciones de Brigard & Urrutia, pero sin explicar que lo hizo después de que su firma indujera a violar la ley.

En forma irónica, el Senador afirma que la presión en los medios y la mermelada de la Casa de Nariño podrán mantener triunfante el tapen-tapen en el país –como ocurre hasta ahora–, pero no evitarán que el tema de corrupción en las esferas del gobierno circule por las cancillerías del mundo, haciéndole daño a Colombia.