NO SOLO LA CÁRCEL ES CASTIGO
DESDE EL PRESIDENTE GAVIRIA EN ADELANTE (1990 – 1994), NADIE HA SIDO ELECTORALMENTE CASTIGADO EN COLOMBIA
-
Octavio Quintero (03 de octubre/2014)
--
El contralor distrital de Bogotá, Diego Ardila Medina, volvió a la carga contra el alcalde Gustavo Petro y en esta oportunidad dice algo tan contundente como que la administración tiene a su disposición 9 billones de pesos depositados en el sistema bancario, mientras los distintos programas de su Plan de Desarrollo, a solo 13 meses de culminar su gestión, andan colgados en su ejecución.
Un periodista le pregunta al contralor que eso no da para enjuiciar penalmente a Petro, porque a estas alturas, todos los malquerientes del alcalde no disimulan su frustración de que haya podido librarse –hasta ahora—de la destitución e inhabilidad política que le impuso el otrora todopoderoso procurador Ordoñez.
Y ese es el problema, que entre nos, no existe responsabilidad política, y como la impunidad es un poderoso brazo, apalancado además por una escandalosa corrupción que alejan de la justicia sobre todo a los altos funcionarios públicos, es por lo que los candidatos a cargos de elección popular se pueden dar el lujo de prometer de todo y no hacer nada: ejemplo, Santos II.
¿Qué tanto, en términos porcentuales, cumplió el Presidente su Plan de Desarrollo 2010-2014? Si pasó del 50 fue por poco… Y fue reelegido. ¿Qué tanto alcanzará Petro a cumplir su Plan de Desarrollo 2012-2015? A juzgar por las cifras de la Contraloría Distrital, si llega al 50 será mucho.
¿Qué es el Plan de Desarrollo? Es una ley, ordenanza o acuerdo que aprueban las corporaciones públicas: Congreso, asambleas y concejos, según el caso, en donde se deben incluir todas las promesas de campaña hechas por los candidatos triunfadores quedando “amarrados” a cumplirle a la sociedad, compuesta por quienes votaron por él o contra él. Esta norma, más popularmente conocida como “voto programático”, se consideró uno de los “grandes” avances de la democracia participativa.
Ni siquiera consideremos el gran pecado de gestión administrativa que representa tener, en el caso Petro, 9 billones de pesos generando grandes utilidades al sistema financiero a cambio de unos intereses ‘pichurrios’ que reconocen por depósitos… Práctica que también obedece a una modalidad bien conocida de corrupción entre la banca y los ordenadores del gasto que reciben jugosas dádivas y prebendas por mantener los dineros públicos, por el mayor tiempo posible, en determinado banco.
La calificación técnica del alcalde Petro, otorgada hace poco por el Departamento de Planeación Nacional (DNP) es mala: 63,27 puntos sobre 100. Esta nota anual es como la calificación que obtienen los estudiantes en sus distintos niveles, por poner un punto de referencia fácil de comparar.
La puntuación, denominada “Desempeño Integral”, es la suma ponderada de cuatro variables sacadas de su Plan de Desarrollo 2012-2015:
1. Eficacia (36,14%).- Porcentaje de avance del Plan de Desarrollo y el porcentaje de cumplimiento de las metas de productos.
2. Eficiencia (97,31%).- Comparación de los productos obtenidos frente a los insumos utilizados (eficiencia relativa) en educación, salud y agua potable. Definición de mejoras potenciales en productos e insumos. Análisis de productividades.
3. Requisitos Legales (40,33%).- Ley 715 de 2001 (Sistema General de Participación --SGP) Ley 1176 de 2007.
4. Gestión (79,31%). - Capacidad administrativa y el desempeño fiscal.
En conclusión: por los resultados obtenidos en educación, salud y agua potable, Petro es excelente; por la gestión es bueno; malo en el cumplimiento de requisitos legales, y pésimo en eficacia, ésta última que mide el cumplimiento de su Plan de Desarrollo.
Si un gobernante queda tan mal con la sociedad en cumplimiento de su Plan de Desarrollo, eso quiere decir que en campaña, los electores estuvieron en frente de un candidato que prometió mucho y desarrolló poco.
¿Podría tener esto alguna consecuencia política, electoralmente hablando? Nadie la ha tenido en Colombia, desde el presidente Gaviria en adelante que nos saludó ese 7 de agosto de 1990: "¡Bienvenidos al futuro!" (¿?).