PURA PAJA...

Vociferaron los tres candidatos del uribismo sobre la traición del presidente Santos, y si uno tuviera la oportunidad de preguntarles en qué los ha traicionado, probablemente los metería en problemas de sindéresis política.

Los tres huevitos de Uribe a los que aludió como simbolismo de su gobierno: seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social,  ya son gallos –o gallinas- porque si no son lo uno son lo otro.

Absolutamente nada de esas políticas de Uribe se han reversado: ni la confianza inversionista, ni la cohesión social y menos, sobre la que más discuten, la seguridad democrática.

Si alguien hiciera un balance desapercibido sobre la guerra, podría apreciar que en el gobierno de Santos la guerrilla ha recibido los más duros golpes de los últimos años, y ello puede comprobarse en el solo hecho de que por tal razón, es por lo que han aceptado sentarse a dialogar en la habana… Que sea una estrategia, es otra historia.

La estructura de la confianza inversionista se ha mantenido y reforzado. Su más reciente reforma tributaria les baja las cargas a los ricos y se las encarama a los de menores recursos y más pobres; se mantiene la “invasión” multinacional de grandes empresas en las zonas francas,  amparadas no solo por una legislación laboral laxa sino por una extremada facilidad de esconder sus capitales y ganancias en paraísos fiscales, y se le suma ahora la usurpación soterrada de miles de miles de baldíos en un proceso que Santos avala con ministro de Agricultura a bordo.

El tercer huevito que el expresidente llamó “cohesión social”, realmente era una descohesión social que también ha persistido en la medida en que ya solo a punta de paros puede al menos la gente manifestarse, aunque para el caso tampoco se les resuelvan los problemas socioeconómicos: lo mismo que antes.

¿En qué los ha traicionado? ¿Cambió el modelo económico? ¿Acabó la corrupción? ¿Frenó la politiquería? ¿Liberó al Estado de la sofocante esfera estadounidense?

NO, por Dios: ¿Cuál traición? Eso es pura paja, y lo malo es que la gente la come como al heno las vacas.