MUCHAS GRACIAS...

MUCHAS GRACIAS...

“Yo también te quiero mucho”… “Con amigos así, para qué enemigos”

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Octavio Quintero

10 de febrero del 2015

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En vísperas del día nacional del periodismo en Colombia (09 de febrero), dos importantes funcionarios públicos: el presidente del Congreso (José David Name) y el alcalde de La Ceja, Antioquia (Alberto Patiño), protagonizaron sendos actos propios de sátrapas en contra de la libertad de expresión, que es la esencia misma de las comunicaciones sociales en cualquier forma de manifestación: escrita, oral, visual; en medios masivos o simples bandos.
 
El primer dignatario del legislativo le negó a Caracol TV la lista de los senadores ausentes el día de la instalación de sesiones extras del Congreso para estudiar el Plan Nacional de Desarrollo, bajo el peregrino argumento de que se trataba de información confidencial… Bien le recordó Caracol que esa era información pública “y los colombianos tenemos derecho a saber quiénes hacen la tarea y quiénes no”…
 
A su turno, el primer dignatario del municipio de La Ceja conculcó la libre expresión de voceros del Consejo de Participación Ciudadana que se convocaron en el parque público a dar testimonio a sus conciudadanos de las actividades desarrolladas en el 2014, siguiendo, entre otras cosas, las instrucciones recibidas en el diplomado que obtuvieron en Control Social, dictado por la ESAP (Escuela Superior de Administración Pública) y la Contraloría Departamental de Antioquia.
 
Son dos claros ejemplos de muchos casos que en este mismo sentido de constreñimiento informativo se practica en Colombia. Los funcionarios públicos prácticamente se pasan la ley por la faja… Así como son de figurones en los medios de comunicación cortando cintas “de puentes donde no hay ríos”, así mismo son reacios a dejarse inspeccionar, inclusive atropellando la constitución y la ley en presencia de una Procuraduría, consumida en una hoguera de vanidades en torno a las negociaciones con los señores de la guerra en la Mesa de la Habana, mientras en el país hacen y deshacen con los que hoy estamos en paz.
 
Atropella la Constitución y la Ley el presidente del Congreso cuando coarta el derecho de “recibir información veraz e imparcial” (Art. 20); y atropella la Constitución el alcalde de La Ceja cuando conculca el derecho de reunión y manifestación pública y pacífica del pueblo (Art. 37).
 
Seguramente, estos dos funcionarios públicos suscribieron en su día, delicados mensajes de felicitación a los periodistas… ¡Cínicos! No pueden declararse demócratas, solazándose con la libertad de expresión, quienes atropellan de tal forma y manera los derechos de la gente.
 
A estos funcionarios públicos que se creen dueños del Estado, de sus bienes y de su gente, cabría decírseles que, ya que no están por ayudarnos, al menos que no estorben… Y esa es una decisión que podemos resolver nosotros mismos, pensando más nuestro voto en las próximas elecciones.
 
Ojalá estos episodios tan de mal gusto; tan antidemocráticos y tan propios de sátrapas, nos acompañarán hasta las urnas ahora en estas elecciones locales del 25 de octubre –estamos a tiempo—y, en términos generales, nos acompañaran por siempre en todas las elecciones porque, al fin y al cabo, de nada sirve tener derechos escritos en la Constitución y la Ley si no los hacemos valer por las vías del derecho, o de los hechos (pacíficos), que también los tenemos, ¡hasta la desobediencia civil!, llegado el caso.