ME LE QUITO EL SOMBRERO

ME LE QUITO EL SOMBRERO
 

En el mes del amor y la amistad

--Grupo Editorial El Satélite--

(Octavio Quintero-Director)

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El presidente Santos le declaró su particular amor político a Barranquilla, y en suspicaz metáfora, insinúa que eso es dando y dando: “de allá para acá… votos; de aquí para allá… presupuesto”.
 
Es suspicaz la metáfora porque el Presidente, sin decirlo, sugiere que si Barranquilla vota SÍ en el plebiscito, tendrá presupuesto; y lo contrario, según la lógica, es que si vota No, no tendrá presupuesto.
 
¿Quién duda que su propuesta de amor político a los barranquilleros encierra una compra de votos por el SÍ, pagos con dineros públicos? Eso es un delito, calificado como “constreñimiento al elector”...
 
El presidente Santos, ciertamente, y como él mismo lo dijo, puede hacer, y lo está haciendo en este preámbulo plebiscitario, lo que le da la gana.
 
Hace unas cuantas campañas electorales, un campesino de Tocancipá, Cundinamarca, me dio la explicación más ingenua, y a la vez patética, del por qué se ha creado un fatal mercado electoral  en el país, al decirme que las elecciones en Colombia eran “la navidad de los pobres” porque, gracias a las campañas políticas, podían conseguir el bulto de cemento para echarle pisito a la sala; unas tejitas y unos ladrillos para reemplazar el ‘paroi’; una taza para instalar en el hueco del inodoro, etc.; y además, en el reparto de los regalos, un buen plato de mamona y una pola.. “Eso no lo vemos sino en elecciones”, agregó.
 
Los candidatos de todas las pelambres: senadores, representantes, diputados, concejales, gobernadores y alcaldes, se cuidan mucho de camuflar estos trueques electoreros, pues, han sido considerados como constreñimiento electoral, y hay casos, pocos pero hay, en que se han anulado votos y se han perdido curules por ello…
 
Pero el Presidente Santos se quitó la hoja de parra. En forma descarada le ofrece a los barranquilleros más presupuesto a cambio de votos…
 
Y circulan versiones,  que de ser ciertas nada de raro tendrían, de que anda induciendo a los gobernadores y alcaldes a ponerse el uniforme del SÍ en el plebiscito porque, el que amenazaba con sancionarlos, ya se fue: ¿Ese era el afán de que el Consejo de Estado descargara la guillotina sobre la cabeza del procurador Ordoñez, antes del plebiscito? Definitivamente el presidente Santos es un gran jugador de largo aliento: le sacó el jugo a Ordoñez casi ocho años, y cuando ya no le sirvió más, lo hizo botar; como hará botar también, o pedirá renuncias directamente, a todos los funcionarios públicos que no voten y hagan votar SÍ en el plebiscito.
 
¿Cree alguien, sinceramente hablando, que por el escabroso camino que se le está trazando al plebiscito, se puede llegar a la paz? Y le doy mi opinión anticipada: ¡YO CREO QUE NO!, y ojalá esté equivocado…
 
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Fin de folio.- Recomendado: “Un amor de la calle”, Héctor Lovoe. Fracción: … “Pero todo fue un sueño, de mi alma enamorada (…) Y si el corazón llora, le pido que se calle, que amores como el tuyo, se encuentran en la calle.