LAS CUENTAS CLARAS

LAS CUENTAS CLARAS

Puede un pobre vivir sin diversión pero no puede vivir sin salud; y hasta puede sobrevivir sin mucha ropa pero necesita donde pasar la noche.

En la falacia del Salario Mínimo (SM) que se incrementa anualmente con referencia a la inflación, advertimos que, no solo se le esquilma a los trabajadores lo que la Corte Constitucional ordena sobre Salario Vital (SV) sino que el IPC es una referencia promedio que, por supuesto, no refleja la situación real de los más necesitados que son los que viven al filo de la pobreza y con lo mínimo.

Acaba el DANE de divulgar la inflación (IPC) del 2013, con una variación promedio del 1,94 por ciento; y sobre esta referencia fue que el presidente Santos, en otra hipérbole política y desconsiderada, dijo que el incremento del salario mínimo para este año del 2014 había sido del 150 por ciento… Sí, así lo dijo con marcado acento y calculada pausa, para luego agregar que era con referencia a la inflación.

Pues, tampoco, porque si se toma la inflación del 2013 en salud, sin la cual no puede vivir nadie, que fue del 4,44 por ciento, frente a un incremento salarial del 4,50, la diferencia es apenas del mísero 6 y no del 150 por ciento en los términos del candidato-Presidente.

Por encima de esa inflación promedio del 1,94%, no solo estuvo la salud (4,44%), sino la educación (4,37) y la vivienda (2,74), gastos indispensables en las canastas de pobres y ricos pero que, indudablemente, al ubicarse por encima de la inflación promedio, castiga más a los pobres.

Y si de contera, a medida que pasa el tiempo, lo que se observa es esa paulatina precarización laboral, combinada con una descarga de impuestos indirectos (el IVA, principalmente) a cambio de un alivio en los directos (los patrimoniales y de renta), el resultado no es otro que un camino de piedras para los pobres y alfombrado a los ricos, el delicioso menú neoliberal que nos están haciendo tragar desde Gaviria (1990-1994) en adelante.

Algo grave está pasando con la gente o con la democracia en Colombia: o la gente está loca o la democracia corrompida. No de otra forma se explica que se perfilen como opciones políticas este año, Santos y/o Uribe, último par de gobiernos que llegaron con la propuesta de transformaciones sociales, afincados en la vieja coalición de poder que ha cercado al país como su propiedad privada.

-

Fin de folio/ Lo mínimo que debe exigir la gente no es un salario mínimo, sino un gobierno decente.