LA TENGO CLARA

LA TENGO CLARA

Parodiando a Madame Roland: ¡Oh Libertad de Expresión!: cuántas mentiras se divulgan en tu nombre 

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Octavio Quintero

28/04/15

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Los medios de comunicación más poderosos responden hoy en día, no a su ideología, como antes (de hecho ya no tienen), sino a su fuente económica… algunos han pasado a ser puntas de lanza de holding, y otros, siendo su principal fuente económica la propaganda oficial, prácticamente responden a estímulos del gobierno de turno.
 
No tendría discusión racional pensar que El Tiempo, por ejemplo, va a emprender una ácida campaña contra el sector financiero siendo, como es, propiedad del principal banquero de Colombia. Ni tendría lógica económica pensar que los medios de comunicación que reciben altos volúmenes de propaganda oficial, van a batir espadas contra el gobierno de turno, por malo que sea. Por eso es que el mal gobierno de todos los gobiernos solo se ve a posteriori: caso  Uribe en Colombia que, seguramente, se replica en otros países de Latinoamérica, para no salirnos del continente.
 
Conscientes de su poder de influencia a través de la publicidad oficial, el principio propagandístico de Joseph Goebbels (ver WikipediA), el eficaz ministro para la Ilustración Pública y Propaganda de la Alemania nazi, se ha convertido en la biblia de los gobiernos. Y, desgraciadamente, dado este modelo nazista, los principales medios de comunicación han perdido su independencia económica, principal herramienta de toda libertad, en este caso la informativa.
Si lo anterior es válido, entonces resulta fácil entender la ardorosa lucha que se ha emprendido en Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela, por hablar de los casos más resonantes, entre los gobiernos de turno y los medios de comunicación: simplemente, no hay química entre ellos porque esos gobiernos son de tendencias socialistas que se desenvuelven en medio de una prensa tradicionalmente capitalista.
 
Y, ojo: no es que estos gobiernos, a pesar de su estirpe socialista, hayan abjurado del principio de Goebbels; solo que los aplican con otros medios, caso Telesur, por ejemplo. No es, para resumir, que haya una persecución a la libertad de expresión en Caracas o Quito. No, es que el medio consentido ha girado a la izquierda.
 
Estas mismas técnicas de comunicación fueron manejadas por los gobiernos que presidieron a Correa y Chávez que, a través de sus medios adictos, imponían la divulgación y aseguraban, de paso, sus sucesores a conveniencia del régimen imperante.
 
Tal parece que los chillidos que estos medios de antaño emiten hoy no son más que un desgarramiento de vestiduras, al probar lo ácido de su propia medicina.