LA MENTIRA ORGANIZADA

LA MENTIRA ORGANIZADA

PALABRAS INÚTILES

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Ernesto Rueda Suárez
(Su columna en Vanguardia.com)
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Cualquier cosa puede pasar el domingo 15 de junio, pues, la segunda vuelta será un certamen de incertidumbre, lavado de manos y espectáculo de la mentira.
El senador Robledo, admirable, valiente, tenaz, decente e incorruptible, sostiene un juicio providencial al afirmar que Santos es igual a Uribe; entonces, si Santos es castrochavista y entregará el Estado a “la far”; entonces Uribe hará lo mismo. ¿Quién puede creerlo? La ignorancia invencible e involuntaria.
No es tiempo de dubitaciones, pero Peñalosa y el Polo lavan sus manos y responsabilidades dando “libertad” a sus seguidores para decidir entre la paz negociada o la guerra eterna. Puede ser una licencia histórica para la desobediencia.
Zuluaga plagia a Santos en el último minuto, con lo del proceso de La Habana. Dice que la buena de la Martha Lucía lo “convenció” de seguir negociando, previa rendición incondicional de “la far”. ¿Quién puede creerlo, de quién se burla y a quién engaña?
La mentira no se detiene e irá hasta las últimas consecuencias. Z tiene –o mejor, el expresidente candidato- la certidumbre de que la mentira y la credulidad son las claves triunfadoras, y mentirán hasta donde sea necesario.
Siempre ha existido la mentira política; está documentado desde Platón. Ahora –y sobre todo desde Hitler, Mussolini y Stalin- se miente de manera vergonzosa, constante, masiva, y el progreso técnico también puede estar al servicio de la mentira, dando primacía a la mentira, en el mundo del “Gran hermano” orwelliano actual.
Trágico que grandes masas de población lo admitan, toleren y reclamen; sienten fascinación, hechizo y embrujo por el caudillo que les miente.
Se miente en clave secreta y doble clave secreta –y solo los entendidos saben la “verdad”; ahora se miente con descaro, sin vergüenza alguna; a plena luz del día. El arte está en disimular lo que se es y en simular lo que no se es.
¡Qué barbaridad! Una cosa es la fe y la creencia racional y legítima y otra la credulidad que obedece la mentira. Algo va del homo sapiens al homo credulus, del animal pensante al animal crédulo: así de simple y de grave.