LA FIRMA LA TIENE

LA FIRMA LA TIENE

Póngale el sello…

Jurídicamente el caso Petro ya se nos salió de las manos… Parece inexorable la intervención de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la luz de dos hechos que marcan, sin ninguna duda, la parcialidad jurídica y política con que se está tratando el caso Petro.
1).- Que un magistrado ponente de una sentencia proponga desconocer el derecho político como un derecho absoluto, y que la mayoría de sus colegas en el Consejo Superior de la Judicatura, precisamente el que vela por la ética jurídica, inicialmente hallen ajustado a derecho semejante adefesio, no tiene explicación más que en el afán de sacar del juego a un contradictor que pone en riesgo el statu quo de que gozan los corifeos del régimen imperante…
2).- Que la fórmula presidencial de la reelección de Santos, Germán Vargas Lleras, estrene su aspiración con un feroz ataque al alcalde Petro y una perentoria orden a la justicia en el sentido de que termine el atropello jurídico cuanto antes posible, pone al descubierto la parcialidad del gobierno en este caso, pues, no debe olvidarse que es al Presidente a quien le corresponderá finalmente ejecutar la orden del procurador si es que, como se vislumbra, llegan hasta esa instancia desafiando toda ponderación académica sobre la desproporción del fallo del procurador y la doctrina internacional sentada al respecto.
La parcialidad es manifiesta:
Políticamente, el procurador desborda grotescamente su facultad de disciplinar a los funcionarios públicos “aún a los de elección popular” sancionando e inhabilitando a Petro por delitos que no cometió ni siquiera en el campo disciplinario y que, aunque pudo haberse tratado de una decisión apresurada, no pasa de ser un momento malo o bueno en el ejercicio de una función pública… 
El primer beneficiado con su decisión es el mismo procurador que saca de competencia política a un rival que seguramente, de otra forma, tendría que enfrentar en las presidenciales del 2018…
Y lo mismo aplica para Vargas Lleras, con el ítem de que éste tiene también en el caso Petro sus intereses económicos:
La bronca del candidato vicepresidencial tiene nombre propio: Alberto Ríos, su íntimo amigo, uno de los hombres vinculados desde hace años al negocio de las basuras en Bogotá y que terminó afectado con el reordenamiento del sistema ejecutado por Petro.
A la cuenta de cobro pasada por Vargas Lleras no le hace falta sino ponerle el sello, porque la firma la tiene…