EL VOTO EN BLANCO PASA EL SEGUNDO LUGAR Y ZULUAGA SUPERA A PEÑALOSA

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Simultáneamente se conocieron el domingo (27) en la noche las dos últimas encuestas presidenciales adelantadas, una por Ipsos Napoleón Franco denominada “Gran Encuesta” para RCN Radio, RCN Televisión, La FM y SEMANA, y la otra por Datexco, hecha para EL TIEMPO y La W.

Aunque ambas coinciden en presentar a Santos en el primer lugar, las cifras son distintas y dicientes, sobre todo en un escenario en el que, por la estrechez de la contienda, todo puede pasar.

En la Gran encuesta, Santos alcanza 23 por ciento de favorabilidad, un guarismo ridículo como resultado de tan mediática campaña de quien no solo es candidato sino Presidente con todo a la mano, hasta el presupuesto nacional…

En la de Datexco, Santos se eleva al 28,3 por ciento, cifra que sigue siendo baja frente al inmenso capital político que la soporta (Partido Liberal, Partido de la U y Cambio Radical) y la exuberante exposición de medios de que goza tanto como candidato, por aquello del derecho a la igualdad, como Presidente, dispensador de mermelada a los amigos y garrote a los enemigos.

Otro hecho notorio es el avance del candidato del CD, Oscar Iván Zuluaga, que desplaza a Peñalosa del segundo lugar con un 15 por ciento en una y 16 en otra.

Tal vez no sea muy técnico sumar las tendencias de Zuluaga y Peñalosa, pero políticamente sí tendría validez, porque resulta obvio que quien pase con Santos a la segunda vuelta, que ya se da por descontada, arrastraría la votación del otro.

En cualquiera de los dos casos, la suma supera la favorabilidad de Santos y no se entiende cómo los encuestadores citados lo dan como ganador en la segunda vuelta, tanto si enfrenta a Zuluaga como si enfrenta a Peñalosa. Quizás aquí la cábala política pueda ser más certera que la especulación técnica.

El tercer hecho notorio de este par de encuestas es el voto en blanco. En la Gran encuesta, aparece con una intención del 14 por ciento, y en la segunda (Datexco), muestra una intención del 17.3, ubicándose al segundo lugar.

No deja de ser una circunstancia de gran sorpresa la creciente opción del voto en blanco en este debate presidencial del 25 de mayo, y si coge más fuerza entre esa inmensa franja del abstencionismo, resultaría conveniente que de una vez se dejara en claro si el voto en blanco gana como resultado de ser la primera votación entre los candidatos, como sostienen algunos, o si requiere ser la mitad más uno de todos los votos válidos registrados en la elección, como defienden otros.