JAIME LUTSGARDEN (El Satélite)

UNA PROPUESTA DECENTE

.- Personalmente y en varias ocasiones me ha tocado pagar impuesto de guerra y otros similares, y a veces uno siente que lo están es robando.  Cada vez que pasa algo malo o extraordinario en este país se inventan otro impuesto, por ejemplo con las inundaciones. Recuerdo la quiebra de algunos bancos, y como se inventaron el 4 x mil, que aun siguen cobrando.

No es con más impuestos que se resuelven los problemas, sino hacer que la gente pague los que debe pagar, sin evasión; y que el gobierno gaste los dineros públicos de manera racional y bien, no en suntuosidades; y que los contratistas le jueguen limpio a Colombia. Solamente miremos los escándalos con los Nule y otros…

Solo con corregir estos abusos y disminuir los delitos tenemos buen espacio para desarrollar el país. Invertir bien los recursos públicos y de manera transparente es lo que define una buena política de desarrollo -sin atajos- como decía Mockus… Lo demás es paja.

Hay que definir además, una clara agenda de prioridades y buscar resolver los problemas puntuales que afectan a todos los colombianos. Temas como el acceso a la educación, apoyar el emprendimiento, reducir los tramites excesivos, mayor control a los monopolios y oligopolios, defender a los usuario de servicios públicos de la posición dominante de las empresas, proteger a los consumidores de los abusos, apoyar el desarrollo de logística en manejo de transporte de pasajeros y carga… (En Barranquilla el Estado gasto casi un billón de pesos en inversiones para un sistema masivo ineficiente e ineficaz. Ocasionaron graves perjuicios al comercio y a la movilidad de la ciudad).

Me parece interesante una tercería política, y creo es la mejor forma para buscar los cambios que necesitamos. No me agrada el continuismo con Santos y sus políticas que pretenden hacer creer que no hay mejores alternativas que ellos.

 

Debemos propender por una mayor apertura de espacios democráticos y dando opciones de participación. Necesitamos unos partidos políticos renovados, que nuevas generaciones y personas participen fuertemente en los procesos políticos, especialmente personas de origen cívico que la enriquezcan con nuevas ideas. No podemos permitir que sigan fortaleciendo el centralismo, y que la inseguridad se combata con más policías, y no con mayor inteligencia y mejores estrategias. Los problemas no siempre son por falta de plata, sino falta de conciencia social, de herramientas democráticas, de controles y de orden.

Países con menores riquezas que las nuestras se han desarrollado, pero por su gente.