Habermus Papam latino: ¡Aleluya!

 

El matrimonio entre personas del mismo sexo “es la pretensión destructiva al plan de Dios”, dijo hace apenas dos años quien hoy es el nuevo Papa: Jorge Mario Bergoglio, en adelante, Francisco I.

Es el referente más fresco en el campo teocrático de este modesto argentino que rompe una tradición de más de 2000 años al lograr el Trono de San Pedro por primera vez en cabeza de un latino.

En el campo social, el nuevo Papa tiene un largo discurso en defensa de los pobres. Los políticos argentinos eran el blanco de sus reiteradas críticas por no combatir la pobreza y querer enquistarse en el poder.

Podría decirse, a la luz de esas dos semblanzas del Papa, Francisco I, que en lo religioso, es un ortodoxo que podría aferrarse a lo más rancio de la postura clerical frente a los procesos sociales que se adentran en las costumbres modernas: el divorcio, el matrimonio igualitario, el aborto o la ética de la investigación de las células madre; pero en el campo político, es un convencido de la desigualdad social que lucha por la reivindicación de los pobres, con todo lo que esta sencilla descripción pueda significar.

En cuanto a su gestión como Francisco I, se proyecta como un Papa moderado y sin sorpresas, en cuanto a temas relacionados a la Iglesia y la sociedad moderna, por lo que no se esperan cambios sustanciales al interior de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

Una vez elegido, Francisco I se presentó en el balcón central de la basílica de San Pedro del Vaticano, vestido con la sotana blanca y con la estola, pero sin esclavina roja, lo que indicó para todos que quiere ser un Papa sencillo.