GUILLERMO MEJÍA MEJÍA* (El Satélite)

GUILLERMO MEJÍA MEJÍA* (El Satélite)

El doctor Jekill and Mister Hyde

(Uribe casi acaba con el liberalismo y ahora va por el conservatismo)
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Como en la novela de Robert Louis Stevenson el Partido Conservador amaneció el lunes 27 de enero con dos personalidades: la de los que apoyan el gobierno de Santos y quieren su reelección y la de los que no lo apoyan, no quieren su reelección y escogieron como candidata propia a Martha Lucía Ramírez.
En el pasado, las divisiones de los partidos se quedaban de ese tamaño, hasta que alguna conveniencia política los unificaba o se subdividían aun más y generalmente era el poder de las mayorías el que lograba votaciones  impresionantes como la de Virgilio Barco, por ejemplo, o la primera y segunda elección de Álvaro Uribe. Pero no pasaba nada con las segmentaciones, inclusive se enaltecían como cuando se habló de la “división creadora” del UNIR de Jorge Eliecer Gaitán, el MRL de López Michelsen, el Nuevo Liberalismo de Galán o la eterna fragmentación conservadora entre ospinistas y laureanistas, con sus desdoblamientos de alzatistas, belisaristas, surdistas, etc.
Pero hoy en día con la  institucionalidad de los partidos, a nivel constitucional, y con la ley estatutaria de los mismos, plasmada en la 1475 de 2011, la situación es muy distinta porque la solución a esa desunión, si bien sigue siendo política, debe fundamentarse en dicha norma del ordenamiento jurídico nacional.
Dice el artículo 2° del estatuto que trata sobre la organización y funcionamiento de los partidos y movimientos políticos, que quienes se desempeñen en cargos de dirección, gobierno, administración o control, dentro de los partidos y movimientos políticos, o hayan sido o aspiren ser elegidos en cargos o corporaciones de elección popular, no podrán apoyar candidatos distintos a los inscritos por el partido o movimiento político al cual se encuentren afiliados.
¿Qué pasaría entonces si el CNE, ante la demanda que se anuncia, decide que la Convención Conservadora fue legítima y que su candidata puede inscribirse como la oficial del conservatismo? ¿Los aspirantes al Congreso que ya se encuentran inscritos y en campaña, la mayoría repitentes electoralmente y decididos partidarios de Santos, continuarán con su apoyo público al presidente o darán obligatoriamente un viraje y terciarán por apoyar la candidata oficial de su partido conservador?
Difícil situación por resolver, porque la sanción que trae la ley 1475 es bastante drástica, pues, dice que el incumplimiento de estas reglas constituye doble militancia que será sancionada de conformidad con los estatutos, y en el caso de los candidatos, será causal para la revocatoria de la inscripción.
Desde la orilla liberal creo que al país no le conviene un desastre conservador, pues se trata de un partido histórico que, con el Liberal, han construido, para bien o para mal, la historia de Colombia en los últimos 150 años. Alegrarse, o peor aún, propiciar la debacle conservadora puede ser el principio de procesos antipartidistas que terminan como en Venezuela con la práctica extinción del COPEI de  Caldera y  la AD de Rómulo Betancur, reveses que dieron origen al chavismo.
Vista desde afuera, la Convención Conservadora tiene un enorme influjo del expresidente Uribe, pues, el discurso de los que ahora se proclaman mayoría en ese partido, no difiere en absoluto de las tesis uribistas sobre el proceso de paz o de su actitud frente al gobierno de Santos. Lo único que los separa en este momento es que cada uno de estos sectores políticos tiene su propio candidato, y de ahí a que haya un acuerdo entre los dos, solo hay un paso; un entendimiento sobre la fórmula presidencial; quién sea el candidato a la Presidencia y quién a la Vicepresidencia. Y finalmente el pez grande se come al chico. El uribismo obtendrá mayor votación al Congreso y más curules que el Partido Conservador y la organización azul terminará siendo un apéndice del nuevo partido con personería jurídica, Uribe Centro Democrático, con caudillo y jefe único incluido al mejor estilo de Miguel Primo de Rivera y Orbaneja.
El doctor Álvaro Uribe por poco acaba con el Partido Liberal y ahora va por el Conservador. Definitivamente la encarnación de míster Hyde.
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*Expresidente del Consejo Nacional Electoral (CNE)