GUERRA DE BABAS

SUSTITUYEN LAS IDEAS

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Se van consumiendo los días y la campaña presidencial sigue atascada en el mismo tema: “el fin de la guerra o la guerra sin fin”, lapidaria frase acuñada por la campaña Santos, y nada más.
Ambos candidatos parecen  cómodos en esa polarización, bastante peligrosa, que los exime de debates más a fondo sobre el gravísimo problema social y político que el Estado se niega a confrontar, más allá de la misma guerra.
Es una lástima que sea solo a través de estos medios alternativos, bastante “clandestinos” en cierta forma, que se exija lo que debieran estar pidiendo los grandes medios tradicionales: guerra de ideas y no de babas.
Hasta en eso nos estamos pelando en esta campaña presidencial que se cierra dentro de pocos días, sin que los colombianos tengan una promesa seria de que la misma paz sea una política de Estado y no una guerra sucia emprendida en procura de hacerse, uno u otro, al botín burocrático nacional que conlleva, por demás, jugosas tajadas del presupuesto nacional.
Resulta paradójico que la “rabia” del expresidente Uribe venga a contrarrestarse con la “rabia” del expresidente Gaviria.
No parece más grave que Uribe acuse a Santos de haber recibido dineros sucios del narcotráfico en su campaña del 2010 a que Gaviria acuse que la campaña contradictoria al presidente Santos, es decir la de Zuluaga, tiene las manos untadas de sangre.
No es más grave que Uribe acuse al Fiscal General de haberse convertido en jefe de campaña del presidente Santos a que Gaviria acuse al Procurador General de ser cómplice de Uribe y en cierta forma jefe de campaña de Zuluaga.
Al expresidente Uribe lo tienen yendo de la Fiscalía a la Procuraduría a responder por sus afirmaciones; ¿Y por qué a Gaviria no?