HABLANDO MIERDA PARA MANDAR LA GUERRA A LA  MIERDA

(Octavio Quintero, 28 de mayo del 2014)

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Siete poetas nadaístas encabezados por el columnista de medios, Jotamario Arbeláez, acaban de expedir un documento que en el muy peculiar estilo del inmortal Gonzalo Arango, titulan:

“A la mierda con la guerra. Nadaístas por la paz”

Hablan mierda (en su mismo estilo), porque de entrada, ofenden la memoria de Gonzalo al ponerlo a firmar, post mortem  un documento político que, quienes lo hayan conocido apenas de ligera referencia, nunca hubiera firmado.

El hecho de que el nadaísta en su mocedad, Humberto de la Calle Lombana, sea el jefe del equipo negociador del gobierno en la Habana, no implica que a tantos años de distancia encarne la esencia nadaísta, que no solo era una filosofía de Ser sino un estilo de vida.

El documento en comento, a qué negarlo, refleja rasgos nadaístas, como el mismo título y, el siguiente párrafo:

(…) “Los participantes en este compendio, escritores y artistas vinculados al Nadaísmo de vieja data y descreídos hasta la médula de las componendas políticas”…

Párenla ahí: o sea que ya el nadaísmo dejó de ser “descreído hasta la médula”…

Ya el rezago de ese viejo Nadaísmo (que con mayúscula se escribía), cree en las Farc y cree en Santos…

¿Cuántas veces han mentido (tanto las Farc como Santos), o mejor, cuántas veces han cumplido para que ahora sí tengan credibilidad, sobre todo de un movimiento de “descreídos hasta la médula”?

En sus mismas palabras de encabezamiento de la declaración podría decirse: Después de tantos engaños y mentiras, es de no creerse que un movimiento que empezó por derrotar la ingenuidad, caiga ahora en la misma ingenuidad que lleva haciendo elegir presidentes en Colombia, unas veces porque prometen echar bala y otras porque echan cháchara…

Hay que insistir en que una cosa es silenciar los fusiles y otra desarmar los espíritus. Y va llegando a ser cierto lo que en otras oportunidades hemos señalado:

Para cuando estos gobiernos (que no solo Santos), hagan la paz con los que hoy están alzados en armas, ya mañana tendrá otra guerra con los que hoy estamos en paz…

No se requiere mucho esfuerzo mental para afirmar que la paz en Colombia solo depende de dos decisiones negociadas:

Que las Farc entreguen las armas a cambio de que el gobierno cambie el modelo económico, que si hace 50 años era capitalista despojando a los campesinos de sus tierras, marranos y gallinas, hoy, para variar, es ultracapitalista que nos está despojando del país:  así de sencillo.