EUGENIO PRIETO

EUGENIO PRIETO

Voto nulo, derrota del sistema electoral

(Su columna en el Mundo, de Medellín)

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En las elecciones parlamentarias del pasado domingo 9 de marzo, nuevamente quedaron al descubierto las debilidades que padece nuestro sistema político, que hace rato debería haber superado y que pareciera resistirse a corregir. Con el ánimo de realizar una reflexión no tan profunda como quisiera, por términos de espacio, siento necesario que continuemos en una búsqueda permanente de propuestas y acciones que logren transformar nuestra cultura política, el sistema de partidos políticos, el sistema nacional electoral, y por supuesto, los procedimientos electorales.

Sin discutir hoy la importancia de otros instrumentos, me quiero detener en un hecho que en las últimas elecciones parlamentarias generó un impacto bastante negativo. A los complejos y altos promedios de abstención -57%-, el válido voto en blanco -6%- y tarjetones no marcados -5%-, debemos sumar y llamar la atención sobre el elevado índice de participación del voto nulo, entre el 11 y el 14% para Senado y Cámara, respectivamente.

El problema es de tal magnitud que en el 2002 los votos nulos llegaron a 317.383 y 404.095 para Senado y Cámara, 3.7% y 3.9%, cifra razonable. Pero en los comicios de  2006, 2010 y 2014, su crecimiento fue desproporcionado, superando el 300%. Se pasó al 11% y el 14%. En las elecciones del domingo, los votos de 1.500.000 y 1.700.000 personas en Senado y Cámara, fueron contabilizados nulos, lo que tuvo un perverso efecto en la conformación del Congreso de la República, pues estos votos pueden significar entre 12 y 35 curules para Senado y Cámara.

El estudio realizado hace dos años por la Universidad de Los Andes sobre esta problemática del voto nulo en las elecciones de 2006 y 2010, señala como principales causas la complejidad de nuestro sistema electoral; el sistema de partidos, el diseño de los instrumentos para votar como es el tarjetón y el nivel educativo de los votantes. Adicional a estos factores, yo agregaría la insuficiente preparación que se impartió a los jurados de votación; además de la escasa información y la pobre o nula pedagogía entregada al elector.

El Registrador Nacional del Estado Civil, Carlos Ariel Sánchez, se comprometió como producto del nuevo diseño de los tarjetones, en reducir para estas elecciones los votos nulos al 4% para Senado y al 8% para la Cámara, es decir, que casi dos millones de votos volverían a ser efectivos. ¿Cuáles son las razones para que estas metas no se cumplieran?

A mi manera de ver, con profundo respeto, cuando se presentaron inconvenientes de última hora, como la mancha del marcador al doblar el tarjetón, la Registraduría se limitó a dejar a juicio subjetivo de los jurados la decisión de validar o anular el voto. Sin embargo, no es descartable la hipótesis que muchos electores lo hayan anulado de manera intencional, como forma de protesta contra la clase política.

Reabrir las urnas para una minuciosa revisión del voto nulo permitiría más claridad a toda la sociedad colombiana y favorecería evaluar si realmente se justificó, o no, la inversión de cuantiosos recursos en investigaciones y cambió de tarjetones; de no haber sido provechoso ese gasto, el mayor derrotado del 9 de marzo será nuestro sistema electoral.

Indiscutiblemente, no hemos encontrado el procedimiento electoral adecuado que facilite expresar la voluntad del pueblo. Nuestros sistemas electoral y de partidos es demasiado complejo en la medida en que comparte lista preferente y no preferente, circunscripción nacional y especial. Todo esto confunde al elector que a la hora de votar no tiene la libertad y posibilidad de expresar correctamente su voluntad política.

Este problema estructural, refleja sin duda, la alta vulnerabilidad técnica e institucional de nuestro sistema electoral colombiano, que no permite tener operando hoy, como lo ordenan las normas, los sistemas biométricos y electrónicos de votación. Por esto, urge acelerar la implantación del voto electrónico, sistema con el cual Brasil logró bajar de casi el 20% a menos del 3% el índice de votos nulos.