ERNESTO MACÍAS TOVAR (El Espectador 17-07-13)

ERNESTO MACÍAS TOVAR (El Espectador 17-07-13)

MERMELADA PARA LOS MEDIOS

Como todo lo del actual Gobierno es histórico -según el presidente Santos- no cabe duda que nunca antes en la historia de Colombia se había visto tanta publicidad oficial en los medios de comunicación, especialmente en la televisión.

En pleno Siglo XXI, en América Latina se está imponiendo algo perverso que pareciera una coincidencia, y es que han aparecido todas las formas de restricción, censura y/o mordaza a la prensa, aplicadas por gobiernos seudo democráticos o dictatoriales, y otros, como el de Colombia, que aplican estrategias mediáticas de gobierno a través de las cuales muestran resultados de gestión engañosos. En Ecuador, el presidente Correa impuso una “ley de comunicaciones” que restringe la libertad de la prensa y limita el ejercicio periodístico de los medios independientes frente al gobierno; además, Correa ataca con fiereza a los medios que critican su administración. Y en Venezuela ni hablar; la seudo dictadura bolivariana aprobó la “ley de responsabilidad social en radio y televisión”, la cual permite al gobierno expropiar, cerrar o censurar a los medios que no son afines a sus creencias políticas.

La libertad de prensa existe cuando hay garantías para que los ciudadanos tengan el derecho de constituir medios de comunicación cuyos contenidos no estén controlados ni censurados por los poderes del Estado. Y la censura política concurre cuando un gobierno trata de ocultar, distorsionar o falsear la información que sus ciudadanos reciben, por represión o manipulación a la prensa.

Pues otra modalidad de censura o restricción a la prensa es el control de contenidos a través de la presión de la publicidad oficial. Y eso ocurre actualmente en Colombia. Es extravagante la borrasca de publicidad oficial en ciertos Medios que a través de ese mecanismo se volvieron sumisos al gobierno del presidente Santos. Y, lo más grave es que no hay vigilancia ni sanciones de los organismos estatales encargados de frenar ese brutal derroche o desangre del tesoro público; con un agravante: no es fácil para un ciudadano del común tener acceso a la información porque el Gobierno disfraza ese gasto o lo ejecuta con artimañas a través de terceros.

Las cuentas son estrambóticas. Hay indicios –porque esconden las cifras- que los gastos de publicidad del actual Gobierno llegan a $1,6 billones. Para citar un sólo ejemplo, según la Contraloría General de la República que tampoco entrega la información completa, en el año 2011 una entidad del Gobierno contrató con CM& Televisión, $197.481.495.541. Por supuesto, a pesar de las dificultades para conocer las cifras, ya se conocen más casos. Y no es fácil llegar a la información porque hay gastos de publicidad oficial realizados a través de universidades, de ONGs, de  confederaciones, o de contratistas particulares; y otros mediante la abusiva utilización de los famosos códigos de la nueva autoridad de televisión, los cuales también le cuestan al Estado. Desde luego, ya se han evidenciado muchos casos puntuales de la billonaria “mermelada” que el Gobierno entrega a Medios aliados suyos, y esto debe abrir necesariamente un debate en estos espacios de opinión y en las redes sociales. 

@emaciastovar