EN VILLAVO VAMOS BIEN CON LA CORRUPCIÓN

EN VILLAVO VAMOS BIEN CON LA CORRUPCIÓN
Víctor Julio García Rodríguez
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No se requiere mayores conocimientos en Sociología Política, para que la gente del común, entiendan o comprendan, que Fernando Rivera Saraza, es el símbolo de la corrupción, del despilfarro, la arrogancia y su candidatura a la Alcaldía de Villavicencio, está patrocinada con recursos públicos o dineros que todos nosotros tributamos o pagamos como impuesto predial unificado, industria y comercio, tasas y contribuciones, porque su patrocinador Juan Sin Miedo, sin ningún escrúpulo, le ha colocado toda su “maquinaria electorera”, para que compre conciencias, pague líderes, arregle parques, haga mejoramientos de viviendas y de baños, reparta dinero a los que se lo solicitan y le pague a los incautos para que coloquen o exhiban los pendones en sus casas, donde aparece el candidato de la infamia, que se jacta de decir, que en “Villavo vamos bien”…   
 
Fernando Rivera, es el único candidato que más vallas publicitarias tiene por toda la ciudad, es el único, que se da el lujo de pagar $ 200.000, mensuales, para que le exhiban los pendones de su candidatura; es el único candidato que tiene 20 mil pregoneros a los cuales les paga $ 600.000 mensuales, para que convenzan a los demás, que Rivera, es el mejor preparado para regir los destinos de Villahuecos.
 
El candidato de la corrupción, se da el lujo de tener tres lemas en su campaña, el primero con el que inicialmente empezó: “En Villavo vamos bien”, después “Alcalde de todos” y ahora “Oportunidades”, reflejando improvisación en su programa de gobierno e inmadurez como persona y político.
 
El candidatos de las oportunidades -para los de su rosca-, tiene todo el presupuesto del municipio a su disposición, para gastarlo a su antojo a través de sus calanchines que le firman todos los torcidos y de esta manera despilfarrar los dineros que nos pertenecen a todos los Villavicenses, ya que el Dr. Rivera, no se ha gastado un solo peso de su propio pecunio, sino que la financiación de su campaña proselitista, ha salido del bolsillo de todos nosotros que pagamos impuestos. ¿Será que esto no es corrupción?
 
Y no solo la corrupción está impregnada en su campaña, sino que su patrocinador Juan Guillermo Zuluaga, alcalde de Villavicencio, ha contratado una serie de obras con sobre costos, mal construidas y diseñadas, como la del Colegio Alberto Lleras, sede las Camelias, donde la construcción presenta fisuras, humedad, goteras y la electrobomba no sirve y lo más insólito, costó 3.000 millones de pesos, con un sobre costo cerca de 1.500 millones de pesos, porque el contratista es un familiar del señor Rivera Saraza. ¿Será que esto no es corrupción?
 
En el periodo del actual mandato del “Gobierno de la Corrupción”, se han gastado más de 250.000 millones de pesos, en atención a desplazados, habitantes de la calle, indigentes, en programas de salud pública, alimentación de ancianos, atención de perros callejeros,  recursos que fueron contratados a dedo violando el régimen de contratación estatal, a través de testaferros del dúo Rivera-Zuluaga y con otras organizaciones, a las cuales al parecer les piden hasta el 50% de comisión. ¿Será que esto no es corrupción?
 
Juan Guillermo Zuluaga, patrocinador de la campaña de Fernando Rivera, se jacta de decir, que está modernizando la ciudad, que la está haciendo más bonita, más moderna, porque está ejecutando una serie de obras, que en su mayoría fueron proyectadas por su antecesor, están mal construidas, tienen sobre costos, a través de replanteo de terreno, mejoramiento y excavación, porque es allí donde está el robo, pues los metros cúbicos que no se ejecutaron, se convierten en dinero contante y sonante para el contratante, ya que lo que está enterrado es difícil de comprobar en relación con su ejecución real. Por eso tenemos un alcalde que le gusta las obras de cemento.     
 
Tenemos Centros de Salud, que ni siquiera tienen medicamentos, médicos, odontólogos, laboratorio y para que los pacientes puedan ser atendidos, les toca hacer fila desde la noche anterior; Establecimientos Educativos, que no tienen pupitres ni profesores nombrados; las inseguridad en las calles nos coloca en segundo lugar después de Cali, como una ciudad insegura, porque el helicóptero de Juan Sin Miedo, no tiene pilas y tenemos una malla vial, en las peores condiciones, ya que el reparcheo de calles, es un hueso que no da sustancia, porque es solo comprar el asfalto y poner a los obreros a tapar huecos.  Por eso la mayoría de las calles de Villavicencio, están convertidas en trochas.
 
El próximo alcalde, -supongo que es el Dr. Wilmar Barbosa, porque en las últimas encuestas lo ponen como el virtual ganador con un 20%  de ventaja sobre Rivera-, tendrá que recibir una alcaldía con un déficit de más de 165.000 millones de pesos, dineros que fueron comprometidos como vigencias futuras hasta el 2025, pese a que el municipio de Villavicencio, durante la actual administración recibió más de un billón de pesos, producto de las regalías del petróleo, dineros que en su mayoría fue enterrado en las calles de Villavo, con sobrecostos impresionantes. ¿Será que esto no es corrupción?
 
En la próxima entrega, les detallare contrato por contrato los actos de corrupción de los alcaldes Rivera-Zuluaga con sus chicos malos, que a la postre me tocó interponer más de 20 tutelas, 4 quejas en la Procuraduría, para que el señor Juan Mario Flórez, me permitiera revisar los expedientes y acceder a la copia de estos contratos,  a los que les voy a referir en mis próximas columnas periodísticas.
 
Posdata. Una fuente de alta fidelidad me contó que hace unos días, en el Hotel Villavicencio,  se encontraban los dos alcaldes de nuestra ciudad, tomando whisky y al calor de los tragos, Zuluaga le dijo a Rivera, que él era un h.p, un picado, un arrogante, un estafilococo, que tenía que ser más sencillo, untarse más de pueblo, porque así como iba la cosa, iban a perder la alcaldía y a la postre la candidatura futura de Zuluaga, a la gobernación del Meta…, ja, ja, ja, ya la perdió, porque la mona aunque se vista de seda, mona siempre se queda.