El periodista y su tiempo

Tradicionalmente el 9 de febrero se celebra el Día del Periodista. Más

que esperar elogios, el verdadero periodista, todo lo que debe esperar
de la sociedad, es comprensión a su labor, cuando, como debe ser, la
ejerce de manera independiente, veraz e imparcial, tres condiciones
que conforman lo que siempre se le pide al periodista en todo tiempo y
lugar: objetividad.
Y, en el anterior enunciado, se encierra toda la complejidad del mundo
mediático. Cualquier término que uno seleccione, se presta a sinnúmero
de interpretaciones, todas ellas válidas, cuando, por supuesto,
provienen del campo de la racionalidad.
¿Qué es ser independiente, por ejemplo? ¿Puede un periodista
asalariado ejercer su labor conforme a lo que él estima que es su
independencia? ¿Cuándo hablamos de un periodismo independiente, nos
referimos al periodista o al medio? ¿Y, si fuere al medio, quién sería
el encargado de trazar la independencia: el director o el dueño?
Bueno, para que se vea que en un solo término hemos confeccionado unos
cuantos interrogantes que cada uno, a su vez, daría para abrir sendos
y sesudos debates.
Sigamos con la veracidad. ¿Qué se le impone al periodista con este
término? ¿Qué busque la verdad, o que diga solamente lo que le dicen?
Si busca la verdad, ¿cuándo puede estar seguro que la halló? ¿Y si en
busca de la verdad, publica cosas imprecisas o que finalmente terminan
no siendo exactas, y aún falsas?, de quién es la culpa: ¿del
periodista o de la fuente informativa?
Otros interrogantes para más confundirse uno…
Imparcialidad, también amerita explorar bajo las mismas u otras
interrogaciones. ¿Cabe la imparcialidad en una noticia cuando al
periodista no le es dado juzgar lo que le dicen, pues, si lo hace, ya
no está emitiendo información sino opinión? ¿Imparcialidad es publicar
todas las versiones que se exponen en un mismo caso? ¿Qué pasa con las
que no son ciertas? ¿Faltó el periodista a la veracidad consciente o
inconscientemente?
Y todo esto, es lo que pudiera llamarse objetividad.
¿Y, entonces, qué es la objetividad?: un ideal, mera utopía que nos
sirve para avanzar hacia ella, sin alcanzarla nunca porque eso es
precisamente lo hermoso de las utopías: que son inalcanzables.
Quizás, en presencia de toda esta maravillosa complejidad, sería que
en su momento, Albert Camus, exclamó su famosa frase: “El periodismo
es la profesión más bella del mundo”.
Y sobre la objetividad, permítaseme esta última reflexión:
La objetividad del periodista es supremamente difícil de mantener en
un espacio reducido, pues, la noticia siempre estará relacionada con
algún amigo, conocido e inclusive familiar. Tampoco resulta fácil
ejercer el periodismo en estos medios reducidos, desde el punto de
vista económico.
El municipio es el principal empleador, contratista y dispensador de
“garrote y zanahoria” a través del Alcalde. Le resulta fácil someter
al periodista a sus designios con publicidad, contratos o puestos.
¿Y, entonces, qué puede hacer ese periodista que vive, o necesita
vivir de su profesión? Una de dos: se somete o cambia de oficio.