"EL PASADO EN PRESENTE"

"EL PASADO EN PRESENTE"
 

Si algún tema requiere de riguroso contexto, es la historia. Tomarla por pedazos para vapulear a los contradictores, puede uno darse con la misma piedra en los dientes

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Octavio Quintero (Enero de 2015)

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El columnista estrella de Semana.com, Daniel Coronel, trae un pasado muy cercano al presente de hoy para vapulear al procurador Alejandro Ordoñez, defensor de las llamadas autodefensas, devenidas en paramilitarismo en los años de Carlos Castaño y otros que, merced al apoyo soterrado del Ejército decidieron enfrentar el avance de la guerrilla en muchas regiones del país, y a fe que lo consiguieron… ¿Cómo? No es este el asunto.
 
Cuando se habla de las autodefensas, así en su configuración inicial, no se las puede condenar sin detenerse en las circunstancias en que surgieron como única forma de lucha contra los terratenientes que amparados por el Estado despojaban a los campesinos de sus tierras.
 
No se trata ahora de reescribir la historia. Bastantes documentos de reconocidos historiadores reposan en las bibliotecas públicas y privadas y en los centros de investigación de las universidades donde miles de estudiantes han dejado sus monografías sobre el tema.
 
Si el columnista, Daniel Coronel, toma el testimonio de Vanguardia Liberal del miércoles 19 de agosto de 1987 en donde el entonces concejal de Bucaramanga califica de… “absurda ingenuidad desconocer a los grupos de auto-defensa”, también alguien pudiera buscar y encontrar en periódicos de los años 40 del siglo pasado a Gaitán defendiendo las “Ligas Campesinas”, primer origen de las autodefensas impulsadas en principio por el Partido Liberal y definitivamente abanderas en los años subsiguientes por el Partido Comunista, unos y otros, es decir, liberales y comunistas, enardecidos ante el abuso de los terratenientes, amparados por el Estado.
 
Que los paramilitares hayan tomado la figura de las autodefensas para luchar contra el avance de la guerrilla, pues, aunque no queramos, también tiene su lógica, ya que tanto en su inicio como en su posterior desarrollo, lo que se da como justificación es la ausencia del Estado en su obligación de “proteger la vida, honra y bienes de todos los ciudadanos”, sea lo que esto signifique en el contexto ideológico del gobierno de turno o de la oposición.
 
Es decir, y valga la aclaración: en este comentario no se está juzgando ni el fondo ni la forma. Solo registrando su presencia. Y si en sus inicios la lucha sangrienta fue contra el establecimiento, en su expresión moderna fue –o es—del establecimiento (en forma soterrada) contra la insurgencia. Y en ambos casos, lo que queda de bulto es la falta de Estado.
 
Y es ahí en donde el entonces concejal y abogado conservador, Alejandro Ordoñez Maldonado, pudo haberse mostrado extrañado por las reacciones que en ese año de gracia se presentaban en torno a la creación de grupos de auto-defensa y expresó, según el texto desenterrado por Coronel: “desde la Dirección Liberal Nacional hasta ilustres jefes conservadores las han criticado acremente desconociendo unos y otros, que tales asociaciones para la defensa son la más elemental de las previsiones que los colombianos inermes (resaltado nuestro) ante la subversión y el delito pueden tomar”.
 
Esto lo dijo hace 27 años (1987) cuando la combinación de todas las formas de lucha no solo era una estrategia de la insurgencia contra el Estado sino, también, del Estado contra la insurgencia. Y lo sigue siendo, tal vez en forma más sutil, desde plataformas tecnológicas que se ofrecen, al estilo mercenario, al mejor postor.
 
Si algún tema requiere de riguroso contexto, es la historia. Tomarla por pedazos para vapulear a los contradictores, puede uno darse con la misma piedra en los dientes.