EL MATÓN DEL BARRIO

EL MATÓN DEL BARRIO

 

 

El ‘mejor aliado’ del matón del barrio

.- ¿Qué ganamos con la visita de Guaidó o con la de Pompeo, en un marco en que declaramos terroristas todos los enemigos de Estados Unidos y desplegamos ejercicios militares conjuntos?

                                Fuente: Las 2 Orillas
                                Envía: REDGES

Se usa hoy con bastante frecuencia la palabra bulling como un anglicismo para referirse al matón que abusa del poder, de la fuerza, o de la posición para maltratar a quienes no tienen la capacidad para oponerse a ello.

 
 

Si lo aplicáramos a los países y no a las personas, probablemente el primer sujeto en el cual pensaríamos es en Estados Unidos. Se puede decir no solo que esa ha sido su tradición, sino que el mundo se ha acomodado a ello. Actúa como un imperio o un poder colonial en las relaciones con otros países, pero además no lo hace en una forma paternalista o altruista, sino para satisfacción propia, de acuerdo con sus intereses.

No es que lo que ahora vivimos sea una excepción, pero sí un extremo. El idealismo americano obligaba a pretextos para justificar sus acciones. Todos los gobernantes anteriores, incluso los más prepotentes, defendían valores abstractos como la solidaridad mundial, los derechos humanos, la democracia, etc.; el gobernante actual proclamó claramente que su divisa sería ‘America first’ (claro entendiendo que por  ‘America’ se entiende solo Estados Unidos), es decir por encima de cualquier otra consideración.

El mundo vive hoy la presencia de un matón a la cabeza de un país que siempre ha tenido una tendencia al matoneo.

Dentro de este contexto, en el que Colombia es ‘el mejor aliado’, es que vale evaluar lo que significa serlo de quien no es sino el matón del barrio.

En su ejercicio de matoneo tiene presencia pendenciera en Siria, Iran, Corea del Norte, China, Afganistán, con guerras potenciales o dormidas en cada uno de esos sitios. Es natural a todo matón acudir a su fuerza para imponerse; pero también es natural que se encuentre con víctimas que se le enfrentan y con un rechazo generalizado por parte de quienes no comparten sus actuaciones. Es entonces cuando se definen posiciones y relaciones respecto a él y de él respecto a sus aliados. Y resulta que en cada uno de sus frentes EE. UU. está iniciando alguna forma de retiro y abandono de sus ‘aliados’. El antagonismo con China, Irán o Corea del Norte no ha disminuido, pero se desactivaron las crisis que las bravuconadas crearon; abandonan Irak, Siria, Afganistán.

Trump ha dividido a su país y su estrategia política ha sido polarizar internamente a quienes ataca. Pero respecto a él mismo lo que ha logrado es una cuasi unanimidad como elemento indeseable para la humanidad. En el contexto de temas de medio ambiente, de estabilidad económica mundial, de búsqueda de la convivencia entre naciones, ha sido el elemento más perturbador que ha ofrecido al mundo la nación americana.

Respecto a Venezuela, la ve como un escenario donde puede cumplir el papel del matón, pero no al punto de llevarlo a iniciar un nuevo conflicto bélico donde no tiene beneficio alguno que sacar, y sí qué perder al alebrestar una región que hasta ahora ha sido un ‘patio trasero’; no se la va a jugar a una guerra por posesionar a un ‘presidente interino’.

No es claro qué podemos ganar siendo sus peones en ese tablero. ¿Qué ganamos con la visita de Guaidó o con la de Pompeo, en un marco en que declaramos terroristas todos los enemigos de USA y desplegamos ejercicios militares conjuntos?

Con los venezolanos tendremos siempre unos vínculos estrechos; la polarización que incentiva Trump no nos beneficia, pero mucho menos el patrocinar y respaldar las sanciones que recaen sobre todo el pueblo. No solo estamos garantizando el antagonismo de una u otra parte de la población -según cómo resulte el proceso interno- sino que en un futuro los resentimientos generales no afectarán la actitud ante los Estados Unidos pero sí respecto a Colombia.

Y algo parecido pasará respecto al resto del mundo. No es gratuito ser ‘el mejor aliado del matón del barrio’.