EL FRANKESTEIN DE ORDOÑEZ

EL FRANKESTEIN DE ORDOÑEZ

El axioma dice que la gente acumula los errores de su vida y crean un monstruo que llaman destino. Parodiando este sabio principio pudiéramos decir que el procurador Ordoñez acumuló tantos errores en la destitución e inhabilidad del alcalde de Bogotá que creó un monstruo llamado Petro.

Resulta incuestionablemente irrebatible afirmar que entre la noticia de la destitución e inhabilidad de Petro (09/12/13) a hoy (04/02/14), 47 días exactamente (menos de dos meses), el alcalde haya hecho tanta gestión administrativa como para mejorar su imagen hasta llevarla del 49 al 62% en este lapso en que el país entero, y en especial Bogotá, se ha polarizado en torno al que se conoce como Caso Petro.

Sintetizando hasta aquí, se puede concluir, también con absoluta certeza, que la última medición del Centro Nacional de Consultoría que publica CM&, recoge un fenómeno emotivo de la gente, inducido por el debate de su destitución e inhabilidad, y no una reflexión racional motivada por su gestión como alcalde.

El punto siguiente es el interrogante que ya abrimos en anterior oportunidad: ¿Resulta válida la realización del referendo revocatorio de Petro en este ambiente cargado de “emoción patriótica”?

Reza la norma que el referendo revocatorio se puede solicitar ante la Registraduría Nacional “por la insatisfacción general de la ciudadanía o por el incumplimiento del programa de Gobierno”.

Pudiera arriesgarse la hipótesis de que si no se hubiera atravesado la resolución de la Procuraduría, Petro estaría “bailando en la cuerda floja” ante el referendo del próximo 2 de marzo y, de hecho, el alcalde y sus asesores jurídicos le tenían tanto temor que lo dilataron hasta donde pudieron…

Fue solo ante la destitución e inhabilidad emanada de la Procuraduría que de un momento a otro cambiaron la estrategia, y, también de sopetón, la Registraduría fijó fecha al referendo de revocatoria.

La conclusión final pudiera sintetizarse en varios puntos: 1). Si el procurador no se mete, las condiciones del referendo de revocatoria del mandato a Petro, se habrían mantenido en lo racional de su poca gestión administrativa que le generaba mucha animadversión, al punto que las encuestas de imagen lo llegaron a ubicar por debajo del 30%; 2). Metido el procurador, lo emotivo sustituye a lo racional y el referendo que se aproxima no tendrá en cuenta lo bueno o lo malo de Petro sino lo malo que resulta a una democracia que un funcionario público se abrogue el derecho, por simple resolución, de desconocer un mandato popular; 3). Si no se hubiera gestado el referendo, quizás la resolución de destitución de la Procuraduría no habría podido ser cuestionada por el Tribunal Superior de Cundinamarca en una de las tutelas en que hace primera el derecho político de la gente (la revocatoria) sobre la decisión administrativa del procurador; 4). También puede calificarse de bumerán el afán del procurador de destituir a Petro, pues, su decisión ha creado un monstruo que, por la vía electoral ha sido atornillado al cargo y, 5). Si en el momento  más bajo de su imagen su sanción e inhabilidad política ha armado semejante barullo, ¿cómo será después de la revocatoria si es que, como todo parece indicar, gana estas nuevas elecciones?