EL DRAMA MUNICIPAL

EL DRAMA MUNICIPAL

Pudiera uno pensar que el municipio de Bello, en Antioquia, encarna el prototipo de problema político que permea la gobernabilidad local en Colombia, dirigida por unos alcaldes que en su inmensa mayoría han sido capturados por la corrupción administrativa, la ineptitud directiva y la ineficiencia administrativa.

Bello fue el primer municipio del país en donde en las pasadas elecciones de octubre del 2010 ganó el voto en blanco, lo que obligó a repetir las elecciones locales en diciembre de ese mismo año.

La decisión del electorado de Bello de censurar a su clase dirigente va tomando figura política en la imaginación de los electores y, en resultados posteriores, como en los departamentos del Valle y Huila, casi se dio la mayoría blanca en su momento.

En este mismo municipio antioqueño, la Registraduría Municipal acaba de certificar que un grupo significativo de ciudadanos radicó en ese despacho un conjunto de firmas con las que aspira a revocar el mandato del alcalde elegido posteriormente al resultado del voto en blanco del 2010.

Es decir, el filtro que significó el voto en blanco no sirvió de nada porque, a juicio de los electores, el elegido tampoco les gusta: y ese es el drama de la vida municipal colombiana, incluyendo la capital, en donde un movimiento significativo de ciudadanos también viene gestionando, y ya consiguió al parecer, la convocatoria de unas elecciones por la revocatoria del mandato del alcalde Gustavo Petro.

Nada hay que fortalezca más la democracia que las elecciones populares. Y esta que es una regla universal, también, como toda regla, parece tener su excepción, al menos en Colombia, y en el caso de las elección popular de alcaldes en donde, muchos de los que aplaudieron la reforma en su momento, andan (o andamos) arrepentidos  porque la corrupción local que se ha dado a través de ese proceso es tal, que ya es pública y, lo que resulta más cruel, conocida y aceptada por la ciudadanía cuando dice, a manera de resignación… “ese también roba, pero al menos hace algo”…

Y ese que también roba pero al menos hace algo, piensa volver. No se requiere ser mago para adivinar que, seguramente en muchos municipios colombianos, los mandatarios que terminaron su gestión el pasado diciembre 31 del 2010, andan aceitando maquinarias para volver al poder. Es que las alcaldías se han convertido en un  suculento baloto por las que se puede apostar, aún en alto precio, porque de todas maneras dejan buenos réditos.

Alguien resume el drama en una frase tan patética como esta: ya no se buscan las alcaldías para ver qué se puede hacer por la gente sino para ver qué se puede hacer por uno…

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Fin de folio: Bello, que marcó la pauta del voto en blanco, también pudiera alcanzar la revocatoria del mandato de su alcalde que, hasta el momento, 19 años después de haber sido establecida en la ley 136 de 1994, no se ha logrado en ninguno de los municipios en donde, en anteriores oportunidades, los ciudadanos han podido llegar hasta las urnas con ese propósito.