EL CASCABEL AL GATO

El 21 de junio de 1985 Colombia suscribe el llamado Pacto de San José de Costa Rica, más conocido como convención Americana sobre Derechos Humanos, expedida el 22 de noviembre de 1969.
Es decir, nos tomamos 16 años para adherir formalmente al convenio; y otros 28 para descubrir que no lo teníamos debidamente reglamentado.
En conclusión, tras 54 años de haber sido expedido el Pacto de San José, venidos a ver que lo hemos violado en todas las destituciones proferidas por la Procuraduría General contra funcionarios públicos de elección popular, sin haber mediado proceso penal.
Tres casos muy notorios sirven de muestra: Alfonso Salazar, exalcalde de Medellín; Piedad Córdoba, senadora liberal y Gusto Petro, alcalde de Bogotá, este último que parece ser la gota que desborda el vaso.
Nadie exige que una constitución sea perfecta… Pero resulta imperdonable que nuestros constituyentes del ’91 no hubieran tenido en cuenta este convenio internacional a la hora de extenderle a la Procuraduría semejante poder, devenido en manos del actual procurador en garrote a la oposición y zanahoria a sus correligionarios.
El mea culpa del excandidato presidencial Horario Serpa y del vicepresidente Angelino Garzón, ambos constituyentes del ’91, no es suficiente contrición, aunque de todas maneras sirve para apurar el paso en orden a enmendar cuanto antes el error.
En este sentido, cobra inusitado interés el proyecto de ley que acaban de presentar los parlamentarios Germán Navas Talero y Alba Luz Pinilla, tan sencillo como esto:
Artículo 1º. De conformidad con lo establecido por la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en ningún caso la atribución conferida por el numeral 6 del artículo 277 de la Constitución Política al Procurador General de la Nación, de imponer sanciones disciplinarias a quienes desempeñan funciones públicas, podrá comprender la inhabilitación de los derechos políticos de los ciudadanos, la cual solamente podrá ser establecida por juez competente en proceso penal.
“No me diga más ná”, dicen los costeños cuando algo tiene suficiente ilustración.
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Fin de folio/ Puede que Santos nunca se haya lavado la conciencia, pero las manos, a toda hora.