DILMA ROUSSEFF: TAMBIÉN CAERÁS

 

Redacción El Satélite/Fuente: medios y agencias brasileñas

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La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ha quedado ahora sí a un paso del juicio político (impeachment), al abandonar la coalición de gobierno el Partido del Movimiento Democrático (PMDB), la principal fuerza política de Brasil en este momento, liderado por el hoy vicepresidente, Michel Temer.
 
La decisión fue tomada el martes 29 de marzo, e inmediatamente los partidarios del PMDB proclamaron a su líder bajo atronadora arenga que decía: “Brasil presente, Temer presidente".
 
El Movimiento Democrático hacía alianza con el Partido de los Trabajadores (PT) desde el primer gobierno de Lula da Silva; se mantuvo en el segundo y parecía consolidarse en el primero y segundo mandato de Dilma, hasta este fatídico 29…
 
Si prospera el impeachment, la presidenta brasileña tendría que dejar el cargo y sería reemplazada por el vicepresidente Temer hasta el 31 de diciembre del 2018, fin del actual mandato constitucional.
 
El juicio político a Rousseff, imputada por irregularidades en los balances fiscales, está siendo estudiado por la Comisión Especial del Impeachment. La decisión debe presentarse ante los 513 diputados. Para que el juicio avance, la oposición debe reunir una mayoría de 372 congresistas. La ruptura de la alianza entre el PMDB y el PT hace que esta cantidad de congresistas no sea difícil de conseguir.
 
Es de suponer que la caída de Dilma también complicaría la situación del expresidente Lula, actualmente amparado bajo la sombrilla del gabinete, de la furiosa acusación que le hace la oposición, bajo la suposición de haber prohijado la escandalosa corrupción destapada alrededor de Petrobras.
 
Aunque lo de Dilma y Lula son casos distintos, en el fondo es uno solo que combina la arremetida política de la derecha que quiere retomar el poder tras cuatro periodos de izquierdoso gobierno en la potencia suramericana.
 
Guerra avisada…
Nadie duda que sería el fin de la primavera política que vivió la izquierda suramericana durante los sucesivos gobiernos de Chávez-Maduro en Venezuela; Correa en Ecuador; Morales en Bolivia; los Kirchner en Argentina; la Bachelet en Chile (un tanto menos izquierdosa en su actual segundo mandato); Mojica en Uruguay, y Lula-Rousseff en Brasil.
 
El fin del carismático gobierno uruguayo, la caída en Argentina y el incesante tambaleo de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Brasil, son acciones sospechosamente atribuidas a la derecha internacional con asiento metodológico y financiero en Estados Unidos, el imperturbable imperio que quiere volver de recreo a su “patio trasero”.
 
Y no le falta razón a la izquierda: el propio secretario de Estado norteamericano, John Kerry, habla al descubierto del “patio trasero”… Durante un discurso ofrecido ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes (el 18 de abril del 2013), al que poco despliegue se le dio en su momento, habló sobre la importancia de entablar un “mayor acercamiento” con América Latina porque, dijo, se trata del “patio trasero” de su país… Y en seguida adelantó lo que se viene dando en la actualidad: las visitas del propio Obama a Cuba, México, Costa Rica y Argentina, y las suyas propias a Colombia y Brasil.
 
En la citada ocasión, y resulta importante resaltar ahora (aunque tardíamente), Kerry dijo textualmente en su discurso ante la mencionada Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes:
… “América Latina es nuestro patio trasero (...) tenemos que acercarnos de manera vigorosa (…) trataremos de hacer lo posible para tratar de cambiar la actitud de un número de naciones, donde obviamente hemos tenido una especie de ruptura en los últimos años”.
 
Contrario a lo que se cree, frente a este enfático testimonio del jefe de la diplomacia estadounidense, exhortando a la administración Obama a hacer un esfuerzo especial con los países latinoamericanos, tendríamos que concluir en que… guerra avisada SÍ mata soldado.