DE LOS SACERDOTES Y SACRIFICIOS

Pr. Narcés R.V.

(Enviada por el "Socio" Omar Cháves)
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(Corrección de estilo: El Satélite
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(Obra: La contemplación de Jesús/Propiedad: Joel Sebastián Quintero)
.- En virtud de las recientes discusiones sobre el tema generado por las polémicas declaraciones de la señora María Luisa Piraquive,  máxima autoridad en la “Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional”, sobre el impedimento que tendrían los discapacitados en la participación del liderazgo  de la Iglesia, es necesario aclarar algunos conceptos.
En la Biblia encontramos la Ley de Dios, dada en el Antiguo Testamento al pueblo de Israel. Este conjunto de normas se puede clasificar de varias maneras, dependiendo de la intención  a la cual apunte dicho postulado:
1.        Ley ceremonial
1.1.    Ley  sobre los sacrificios: (Levíticos 1-7)
1.2.    Ley  sobre el Sacerdocio: (Levíticos 8-10)
1.3.    Ley  sobre la Pureza: (Levíticos 11-16)
1.4.    Ley  sobre la Santidad: (Levíticos 17-26)
 
2. Ley civil
 
3. Ley sobre la alimentación e higiene.
 
4. Ley moral (Éxodo 20) (Decálogo o Diez mandamientos).
 
1. Ley ceremonial
Dentro de este grupo encontramos la Ley  sobre los sacrificios y la Ley  sobre el Sacerdocio. Para poder entender cuál era la finalidad de Dios en el  Antiguo Testamento al dar estas manifestaciones de su voluntad, es necesario recordar que el ser humano, desde la caída de Adán, quedó bajo condenación por causa de su desobediencia al Creador.
El pecado de la primera pareja no tomó a Dios por sorpresa… Todo esto estaba bajo el designio de su voluntad permisiva. Los decretos o planes de Dios son eternos, o sea, fueron establecidos  desde antes de la fundación del mundo, y de la misma forma, el plan de salvación fue trazado por la Trinidad desde antes de la creación misma.
Antes de la creación del hombre; antes de que este pecara, el apóstol Pedro, con referencia al Sacrificio de Cristo dice: “Ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros”: 1 Pedro 1:20
El Antiguo Testamento, donde se encuentran las leyes referentes al Sacerdocio y a los Sacrificios, estas involucraban ciertas reglas o exigencias acerca de la “perfección” (sin defectos o discapacidad) de los sacerdotes…
Lev. 21:17-20**
(17). Habla a Aarón y dile: Ninguno de tus descendientes por sus generaciones, que tenga algún defecto, se acercará para ofrecer el pan de su Dios. (18). Porque ningún varón en el cual haya defecto se acercará; varón ciego o cojo, o mutilado, o sobrado; (19). O varón que tenga quebradura de pie o rotura de mano; (20). O jorobado o enano, o que tenga nube en el ojo, o que tenga sarna, o empeine, o testículo magullado.
 Y también las víctimas que se ofrecían en sacrificio a Dios debían ser sin defectos…
Lev. 22:1-20**
(19). Para que sea aceptado, ofreceréis macho sin defecto de entre el ganado vacuno, de entre los corderos, o de entre las cabras. (20). Ninguna cosa en que haya defecto ofreceréis, porque no será acepto por vosotros. Y también…
Deut 15:21**
(21). Y si hubiere en él defecto; si fuere ciego o cojo, o hubiere en él cualquier falta, no lo sacrificarás a Jehová tu Dios.
La figura Sacerdotal
Incluyendo sus vestiduras, rituales y sacrificios, la figura Sacerdotal imitaba a Cristo y  tenía como función principal mostrarle al pueblo lo abominable que era su pecado delante de Dios, y la exigencia de la santidad y justicia de Dios para su pueblo.
Por ello, era necesario que cuando el pueblo pecaba, debido a que “la paga del pecado es muerte”: Rom.6:23, un animal sin defecto debía ser ofrecido a Dios por un Sacerdote sin defecto (tipo de la Santidad perfecta de Cristo), para que la culpa del pecado fuera cargada en el animal, y por eso el animal moría en lugar del pecador, convirtiéndose así en el sustituto de aquél pecador: Cristo, como cordero, fue nuestro sustituto.
No obstante, pese a que tales sacrificios libraban momentáneamente al pecador de la ira de Dios, este sacrificio no era suficiente para librar al hombre del poder del pecado, y mucho menos garantizaba que este solo sacrificio perdonaría al pecador de sus pecados pasados, presentes y futuros, de tal manera que el hombre pecador ya no necesitara de más sacrificios.
Por tanto, la figura del sacerdote “perfecto” y la figura del “cordero” sin defectos,  apuntaban  al  sacrificio de Cristo por la salvación de los escogidos (su pueblo), el cual  estaba decretado desde antes de la fundación (creación) del mundo.
En la Biblia, tanto la figura Sacerdotal, como la del Cordero sin mancha y sin defecto, fueron cumplidas en Cristo:
Hebreos 9:14**
(14) ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
La perfección y la ausencia de defectos nos comunican a nosotros la Santidad y la Perfección de Cristo, el cual vino sin pecado y no cometió pecado…
1P 2:22 **
El cual no hizo pecado ni se halló engaño en su boca; para llevar así el pecado de muchos en la cruenta Cruz.
Cristo, como Sacerdote, ofreció un sacrificio de sí  mismo (como Cordero) por nuestros pecados.
1Pedro1:19**
(19). Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación…
Jn 1:29**
(29). El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
En Jesucristo se cumplió la exigencia de la Ley sobre perfección de la figura sacerdotal  del Antiguo Testamento… En Jesucristo se cumplió la exigencia de los sacrificios…
Hebreos 7:26-28**
(26). Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; (27). Que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. (28).  Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.
La Biblia afirma que hoy en día los que creen  que el sacrificio de Cristo fue por sus pecados, y se arrepienten,  son llamados por Dios para pertenecer en un sentido espiritual al Sacerdocio Santo…
1 Pedro2:9**
(9). Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…
Pero estos sacerdotes  ya no se les exigen los requisitos de  la Ley Sacerdotal  del Antiguo Testamento; ya no es necesario que no tengan defectos físicos, ni usen vestiduras especiales. Basta con un corazón arrepentido, limpio y perfeccionado mediante la fe en el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
La Biblia declara que el Sacrificio de Cristo en la Cruz,  hizo “Perfectos”, o sea, santos y sin pecado a los creyentes…
Hebreos 10:14 “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”
Ahora, como sacerdotes que son todos los creyentes,  el único sacrificio que deben ofrecer es el de agradar a Dios, con una vida continúa de obediencia a Dios por medio de su Palabra…
1Samuel 15:22. “Y Samuel dijo: …Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
En conclusión, si un Creyente tiene el llamado por Dios para servirle en el Ministerio y posee algún defecto físico o discapacidad,  su limitación física no le impide  prepararse para realizar o cumplir con el llamado realizado por Dios, porque la perfección que Dios exigía en el Antiguo Testamento a los sacerdotes, les ha sido conferida mediante el sacrificio de Cristo a todo creyente verdadero por medio de la Santificación del Espíritu.
2Ts 2:13 **
(13). Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,
No se debe olvidar que dicho llamado al Ministerio debe estar en debida concordancia y armonía con la  Palabra de Dios, la cual nos provee de suficiente claridad sobre los requisitos y el perfil masculino, que deben cumplir los que aspiren al pastoreo de una Iglesia Bíblica.