DE JAIME LUSTGARTEN

LA PAZ NO PUEDE SER BANDERA POLÍTICA

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(Abril 21/14)

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Me gusta creer que aun vivimos en una democracia, aunque sea de papel. Lo digo sabiendo que el papel aguanta todo hasta las mentiras que transmiten algunos medios masivos de comunicación social y que seguramente consideran que el país va por buen camino. Dicen que tenemos hoy buenas relaciones con nuestros vecinos, pero no explican las cifras del comercio bilateral entre nuestros países, pues es en miles de millones que ha decrecido el comercio, ni dicen cuales son realmente las ventajas de tener estos vecinos.
 Un amigo mutuo que es periodista y economista me decía el otro día, que la economía colombiana es la vedette en estos momentos en el mundo, pero ese éxito parece que no se siente en los estratos sociales más bajos, ni lo ven de esa manera los campesinos y pensionados,  ni en el  sector de la salud, y sobre todo pienso que lo que nos ayuda en el fondo es la recuperación de la economía americana, nuestro principal socio económico y comercial. Pero el empleo no crece a los ritmos que necesitamos ni los pobres están de fiesta con este gobierno. Las casas con subsidios se dan  gracias a los contribuyentes que pagan sus impuestos, no el gobierno que busca la reelección.
Creo que todos los gobiernos de este país han trajinado con la mermelada,  de una manera u otra es el mismo sistema, lo que cambie es el que manda. Y si queremos un cambio real necesitamos que este se pueda lograr sin violencia, ya que seguramente serán varias generaciones que deberán moldear este sistema para que funcione de manera equilibrada y justa para todos.
Mi posición es que la paz no puede ser una bandera política, debe ser un objetivo de estado.  La paz no puede ni debe ser usada como estrategia electoral. Todos queremos la paz,  no creo exista una sola persona que no piense que con la paz ganamos todos. Pero no estoy de acuerdo con reelegir a Santos, y espero el pueblo en su sabiduría decida reemplazarlo en las próximas elecciones.