DADO DE BAJA OTRO HUMEDAL

El viejo humedal llamado “Marroquín”, en los alrededores del puente elevado a la entrada al autódromo de Tocancipá, no va más: ayer fue rellenado al parecer por la empresa Solarte & Solarte sin explicación aparente y quizás sin licencia de nadie.

El pretexto es que el espejo de agua podría afectar la estructura del puente, y eso es discutible porque, entonces, ¿cómo es que hacen puentes sobre caudalosos ríos y  profundas represas sin que pase nada?

El Marroquín desaparece al igual que el humedal California del que hacía parte, igualmente afectado hasta su extinción por la BTS.

Eso no es todo: tras el Marroquín va el de los Arrieros, en franco deterioro, rellenado por un particular que después le clavó descaradamente un aviso de “Venta de Lote” y, se dice que lo vendió o lo tiene negociado con el mismo municipio de Tocancipá, según denunció recientemente el líder comunitario, Marcos Cháves, ante el coordinador de la veeduría del río Bogotá, por parte de la Contraloría General.

No se pude

Volviendo al caso del humedal Marroquín es pertinente indicar que por Ley, cualquier espejo de agua, “ya sea léntico o lótico; intermitente o continuo; de origen natural o antrópico se debe proteger”, afirma el socio Omar Cháves, dirigente ambiental de Tocancipá.

Podría haberse protegido con algún trabajo urbanístico con el fin de que siguiera siendo descansadero de garzas y abrevadero natural, ofrec9iéndole a la vista un mejor aspecto paisajístico, que el vulgar relleno a que fue sometido.

El medio ambiente en Tocancipá definitivamente está de malas: no tiene doliente y, en cambio, muchos enemigos desde la propia esfera municipal por acción y omisión, pasando por las empresas y terminado con la comunidad que no dispone para el caso del recurso de unos buenos veedores.