Cueva de ladrones II
La crisis de Chipre, otra ficha del dominó financiero que sigue cayendo en Europa, revela que la dorada isla no era más que el refugio bancario de los venerables rusos que se hicieron ricos tras la caída del Muro de Berlín en el esplendor de la Perestroika (apertura económica a lo Gaviria en Colombia) de Gorbachov.
Referida a Rusia, la crónica de la crisis chipriota resulta hasta simpática, si no fuera porque en su solución, la gente del común llevará del bulto al expedirse las consiguientes salvaguardias de la banca que es lo que ordena el “código secreto” del Consenso de Washington, fielmente preservado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
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