CUATRO PUNTOS NEGROS
LO MALO Y LO PEOR DE LAS ELEECIONES DE CONGRESO Y PRESIDENTE EN LA VISIÓN DEL SENADOR JORGE ENRIQUE ROBLEDO
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Desde las elecciones del 25 de mayo se supo que no cesaría la horrible noche que ha caído sobre Colombia, sobre todo a partir del gobierno de César Gaviria. Porque sin importar quién ganara, seguirían al mando los mismos poderes e intereses que han impedido que Colombia despliegue todo el potencial de crear riqueza que tienen su territorio y su gente, al igual que distribuirla de una manera menos inicua para el pueblo e incluso menos dañina para darle bases al progreso nacional. La reelección, por tanto, agravará los problemas del país, como terminarán reconociéndolo hasta muchos de quienes la respaldaron haciendo análisis equivocados. E igual habría ocurrido con el triunfo de Óscar Iván Zuluaga, porque los dos son en lo fundamental iguales entre sí.
Segundo. El mensaje de confusión que salió de personas de izquierda que llamaron a votar por Santos, cuando días antes, con toda razón, lo habían presentado como el Presidente indeseable que era, con lo que se amplió la base del truco bipartidista. En el caso del Polo, como organización se aprobó no respaldar ni a Santos ni a Zuluaga y, para darle salida a las exigencias de la presidenta, se permitieron los apoyos a título personal. Pero su tipo de campaña por Santos hizo que se creara la idea falsa de que era un apoyo institucional del partido y por razones equivocadas, lo que lesionó la creciente credibilidad del Polo.
Cuarto. Es evidente el propósito de Santos y del santismo de dividir al Polo o de ponerlo a comer en su mano, incluyéndolo en el gobierno o convirtiéndolo en partido opositor pero de mentirillas, con una oposición formalmente declarada pero negada en la práctica. Ahora está más claro que nunca que dentro del objetivo de Santos de derechizar a la izquierda estuvo poner a Angelino Garzón como su vicepresidente –“miren lo que pueden lograr los que se portan bien”–, incluir en la alta burocracia a Luis Eduardo Garzón y cooptar a Petro recién pasadas las elecciones de 2010, que fue lo que llevó a este a abandonar al Polo cuando vio que no pudo ponerlo a su cola. Y entre las posibilidades de corromper a la izquierda cabe nombrar como ministro santista a alguien que luzca como de ese sector aunque no lo sea, para que se encargue de atraer con mermelada a los nuevos garzones.