¡CASO JUZGADO!

¡CASO JUZGADO!

LA IMPUNIDAD CORONA LA INVESTIGACIÓN DE LOS SUPUESTOS DINEROS DEL NARCOTRÁFICO INGRESADOS A LA CAMPAÑA DE SANTOS EN 2010

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Octavio Quintero (Octubre de 2014)

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Una conclusión informativa bien particular de Semana.com, es que no resulta importante saber quién se quedó con los supuestos 12 millones de dólares que los narcos entregaron a J.J. Rendón y Germán Chica como pago de los buenos oficios que en su nombre prometieron adelantar ante el futuro presidente Santos.
Tras argumentar que lo importante del caso era saber si parte de esa plata habría ingresado a la campaña presidencial del 2010, la revista deja caer esta lápida sobre el caso…
 (…) “La verdad sobre los 12 millones de dólares todavía no se sabe y probablemente nunca se sabrá (¿?)… En todo caso, esas son acusaciones que solamente afectan a J.J. Rendón y a Germán Chica (¿?)… Eso no tiene nada que ver (¿?) con el escándalo del cual estaba pendiente el país: los 2 millones de dólares del narcotráfico que según Uribe la campaña de Santos habría recibido. ¿Qué pasó con esa acusación?”.
Bueno, echarle tierra al asunto desde un medio tan importante como Semana.com, afirmando que “probablemente nunca se sabrá” y rematar, renglones más adelante con la pregunta “¿Qué paso con esa acusación?”, referido solo a los 2 millones que supuestamente ingresaron a la campaña del 2010 de Santos, es admitir así mismo que… probablemente nunca se sabrá. Luego, la absolución a Santos que se desprende de la información viene dada, no por una exhaustiva investigación sino por la impunidad.
La famosa frase del Proceso 8.000… “Todo fue a mis espaldas”, que a su vez parió al elefante irrumpiendo en medio de la sala cuando monseñor Rubiano dijo que a nadie se le mete un elefante a la casa sin darse cuenta, que tanta capul se le sacó en procura de incriminar al expresidente Samper, aquí en el caso de Santos sí parece válido que unas personas tan allegadas al Presidente terminen enredadas en acusaciones tan graves sin salpicar al “Jefe”.
Quien se dé maña para atar los cabos sueltos de las sendas acusaciones que se cruzaron las campañas presidenciales del 2014 entre Santos y Uribe (por Zuluaga) encontrará sin mucho esfuerzo mental en medio de las dos al fiscal general, Eduardo Montealegre, acelerando una (la del hacker Sepúlveda que enlodaba a Zuluaga) y engavetando la otra (la de los dos millones que comprometía a Santos).
Vale la pena aclarar que el término “acelerando” no se refiere al proceso investigativo sino informativo mediante filtraciones desde la misma Fiscalía a los medios de comunicación de documentos que debían mantenerse bajo reserva sumarial y que los periodistas elegidos exhiben como un gran trofeo cuando, en realidad, solo venimos a ser “idiotas útiles” de una mentira organizada.
Esas son las buenas razones que esgrime en sus festines el fiscal, de que es el dueño de la reelección de Santos, al decir de importantes personajes nunca rectificados, dando a entender a tirios y troyanos de que tiene al Presidente en sus manos…
Y así parece, porque el pulso sobre el Tribunal de Aforados contra el que enarboló inclusive una inédita desobediencia civil de jueces en Colombia si el Congreso seguía adelante con la idea de ese poderoso tribunal capaz de investigar, acusar y juzgar a los aforados, se cayó, y solo unas gotas de lágrimas de la senadora Claudia López rodaron sobre su tumba, como las lágrimas de un gato sobre la lecha derramada.