CARTA ABIERTA A UN COLEGA

Como dijo García Márquez, las especies con cien años de soledad, no tienen una tercera oportunidad…

Jaime Colpas* (Barranquilla, octubre de 2014)

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¡No es algarabía! como usted dice, profesor Pablo Sánchez, sino ¡alegría espiritual! y oportunidad para que los académicos éticos y probos recuperen la autonomía y la democracia universitaria perdida en Uniatlántico hace más de dos décadas… Alegría de poder sepultar para siempre los dos modelos que obstaculizan y reproducen la simulación,  el clientelismo y la mediocridad en nuestra Universidad del Atlántico, hundida hoy, como puede verse en sus actuales indicadores académicos.
Estos dos modelos, el uno que podría definirse como de “cucayo salarial” de los rectores encargados; y este último de la saliente rectora pensionada, Ana Sofía Mesa que sin desconocer lo positivo de su gestión, nos dejó amarrados a la ley 550 hasta el 2020, en tal forma que a la Universidad ahora se le conoce sarcásticamente, no como Uniatlántico sino como “Unidavivienda”.
A propósito, bueno fuera reclamar por qué se silenció en el silencio de los intramuros y extramuros universitarios la noticia, cuya chiva fue dada por el doctor en Física, Jorge Navarro, que se hizo al texto de la resolución de prolongación de la ley 550, y quien me ilustró al  respecto (la prensa parroquial nada dijo al respecto).
Como representante de los académicos investigadores 1279 de COLCIENCIAS, sí me preocupa el porvenir de Uniatlántico, así como a decenas de docentes investigadores con autonomía conceptual, crítica y sentido de pertenencia. 
Los indicadores de investigación y acreditación con el que el Estado reconoce aportes millonarios al presupuesto, que por estar en la ley 550, la administración saliente premió a programas que le negaron la acreditación castigando programas de vanguardia como historia (primer programa acreditado en la historia reciente de la U.), al que se le negó equipos modernos, insumos e infraestructura de calidad (ahí está, el ¡mito del taller del historiador!).  
Por lo que el nuevo estadio histórico en el que transitaremos tiene que imperar un modelo de Rectoría Académica Autónoma, con decanos liberados de la intromisión de  la politiquería externa de los señores que los eligen desde el Consejo Superior; porque  es hora de  abrir un nuevo camino para funcionar como una institución seria y líder en la Región, no de papel, sino de realidad; y no de discurso, sino de operatividad, equidad y felicidad humana, muy acorde con el espíritu de sus fundadores para formar dirigentes del desarrollo departamental, regional, nacional e internacional.    
Pablo, la algarabía de la que hablas, existe sí, pero alrededor de los beneficiarios de estos dos modelos que pululan en los espacios de la alta burocracia y alrededor del cafetín del Chino, cooperativas y asociaciones arcaicas y desfasadas; y aún más, en los tiempos de elecciones en los comandos políticos de los varones de turno, donde sus borregos van a pagar sus favores políticos:¡Ahí sí que hay algarabía!
¡Llegó la hora de la autonomía kantiana y de expresar el grito emancipador del rector Martin Lutero!  Le habla una voz del presente que aporta indicadores académicos  y lidera la historiografía uniatlanticense con amor al campo universitario y que representa el Alma Mater en recintos nacionales e internacionales.   
Por favor, profesor emérito: con el aprecio que le tengo por su trayectoria académica como ingeniero químico estrella, vuelva a leer, de manera hermenéutica, el discurso escrito para que capte el real sentido del texto lingüístico que se le dirigió a la ministra Gina Parody, que no es áulico ni tiene el espíritu de ¡lamentos vallenatos o cantos mortuorios en el cortejo fúnebre rectoral!  Aquí, lo que le pedimos a la ministra, es que nos dé un informe por escrito y mediante un derecho de petición, cuánto costó la reestructuración y por qué existe un escenario financiero  negativo, y qué fue lo que llevó a que se extendiera por seis años más la espelúznate Ley 550… Si la ministra no me responde, tengo lista la tutela para impetrarla.          
Es un derecho de los profesores de la generación del siglo XXI exigirle a la nación que financia la universidad, y no al gomelo gobernador que paga a regañadientes los pequeños aportes a la universidad… Así que le pedimos a la ministra de Educación las garantías de un proceso meritocrático en el que muchos profesores uniatlanticenses, con hoja de vida ejemplar y moral, puedan aspirar en el proceso en que se deberá renovar las tuercas, tornillos y roscas de la vieja universidad. 
Adelante Pablo: como pensionado y profesor contratado, súmate a esa lucha por la dignidad, porque como dijo García Márquez, las especies con cien años de soledad, no tienen una tercera oportunidad…
¡Ya tuvimos dos modelos macondianos!
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* Profesor titular de Uniatlántico y representante de los docentes investigadores ante el CIARP. Mg. en historia y candidato a doctor en Ciencias Humanas (colpasjaime@hotmail.com).