CAMBIA O LO CAMBIAN

El representante del Polo, Germán Navas Talero, llama la atención sobre el debate social que se ha abierto en torno a la reforma del sistema sanitario en Colombia y recuerda que la responsabilidad de expedir un nuevo modelo que consulte más los intereses generales que los particulares compete tanto al Senado como a la Cámara de Representantes.

El parlamentario se refiere a la oposición abierta en las redes sociales en donde se le pide a la gente enviarle a su senador conocido o referido un correo en que diga que si no se pone de parte de la gente en este debate no cuente con su voto en las elecciones del 2014.

Un correo similar, por supuesto, se puede enviar también a los representantes a la Cámara si desaprovechan la oportunidad de enmendar el gran daño que la ley 100, en su capítulo sanitario, le infringió a la sociedad al convertir la salud en mercancía de alto rendimiento a unas entidades financieras que junto con sus “Palacinos”, se han  “tapado de plata” a costa de la vida y la salud de la gente.

Ya es lugar común decir que el sistema de salud tiene muchos problemas, la mayoría derivados de  intereses políticos,  subterfugios oficiales o trampas empresariales que la gente ignora porque están hechos “a la tapada”. Pero también están los de sentido común que maltratan a la gente, y de qué manera, como la falta de una atención pronta y eficaz no solo en casos de urgencias sino en la simple rutina, que se agravan con el impiadoso suministro de los medicamentos, regido más por la utilidad mercantil que en  virtud de la acción preventiva o curativa que ejerzan sobre el paciente.

Si a ello le sumamos el envilecimiento salarial de los profesionales y técnicos de la salud en todas sus ramas, ahí tenemos un diagnóstico fácil de entender por este Congreso (senadores y representantes), obligados socialmente a legislar en bien de la comunidad.

Eso es lo que tienen que hacer: parece sencillo, y lo es, si se ponen por encima de la corrupción que extiende su manto sobre el inicuo modelo, lo que explica su vigencia a pesar de los escándalos, como ese del “Robo a la salud”, detonado gracias a la obstinada denuncia del Polo, como partido de oposición, y del senador Robledo como “Quijote” de causas que otros dan por perdidas antes de luchar.

Sin eufemismos, un lector nos propone que presentemos el problema de la salud en estos términos: “Mientras los niños, las gestantes, los ancianos y los que sufren enfermedades terminales sigan siendo descuidados y no tengan acceso eficaz y decente a los servicios de salud, pueden continuar haciendo las propuestas, debates, comentarios, entrevistas y un largo etcétera, y seguirá fallando lo básico: lo humano. Entre tanto, los tristes y crueles espectáculos de viejitos que hacen colas eternas en las madrugadas por un turno; los paseos de la muerte y otros tantos tratos deshumanizantes quedarán en eso: reflexiones y propuestas desde arriba, y nosotros, espectadores de la misma injustificable y cruel realidad”.

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Fin de folio: Recién entró la ola de la internacionalización de la economía, era frecuente oír decir en el discurso de la nueva gerencia: “Cambia o lo cambian”. Vale la frase para decirle a los parlamentarios “en estos momentos de efervescencia y calor”: cambian el modelo de la salud o los cambian. ¿Será posible?