CALENTAMIENTO GLOBAL: ¿UN CUENTO CHINO?

CALENTAMIENTO GLOBAL: ¿UN CUENTO CHINO?

 

RED-GES
(Director: Octavio Quintero)
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Parece que lo único serio que ha dicho Trump en lo corrido de su mandato es eso del “cuento chino” sobre el calentamiento global “para lograr que la industria norteamericana dejara de ser competitiva"... 
 
En nuestro medio colombiano existe un científico, José de Jesús Tejada Maury, quien, por no ser estadounidense, alemán o japonés, nadie le “para bolas”. Pero sus argumentos en diversas materias, teóricamente pasarían el primer examen, y tienen la particularidad de calar en el intelecto de los no iniciados en los oscuros debates científicos.
 
Si usted le pide a Google información sobre este colombiano, le va a desplegar un interesante menú sobre sus investigaciones y libros. Luego, no estamos hablando de un charlatán, y por eso, RED-GES, les presenta este artículo, escrito por el citado autor, con el fin de que cada lector saque sus propias conclusiones:
 
 
¡La Cumbre de París merece la sepultura y no más cumbres!
Por: José de Jesús Tejada Maury
Investigador Científico
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A propósito de las famosas cumbres en las que siempre se reúnen los mismos con las mismas, lo del cambio climático, inicialmente, lo empezó la NASA con eso de la destrucción de la capa de ozono. Le siguió el “deshielo polar” y ahora los gases de “efecto invernadero”.
 
No me propongo repetir lo mismo de siempre, porque es un tour que se viene ejecutando desde el momento en que se inventaron las anteriores falacias, las cuales, sin temor a equivocarme, son estrategias de mercado: primero, el objetivo era someter a la Opec (Organización de Países Exportadores de Petróleo); segundo, manipular los precios del petróleo; tercero, frenar el crecimiento de las economías emergentes y, por último, controlar los recursos naturales, la biodiversidad y colocar más impuestos para “adaptarse al cambio climático”, término que reemplazó al “calentamiento global”.
 
Donald Trump dijo una gran verdad: "El concepto de calentamiento global fue inventado por los chinos para lograr que la industria norteamericana dejara de ser competitiva"..., y quizás no se equivocó. De lo que nadie se acuerda es que fue la NASA la autora material de esta farsa. Trump opina así, debido a que la estrategia diseñada por ellos mismos no tuvo los resultados esperados, aun cuando sí logró reducir el precio del petróleo a nivel mundial. Con lo que no contaban, es que países de Europa se inclinarían por las alternativas energéticas y los países, cuyas economías dependen del petróleo, sufrirían las consecuencias de las respuestas ambientalistas.
 
Otro detalle para la Cumbre de Paris es que, el petróleo no es fósil: el petróleo se puede sembrar, el petróleo es como el maná, el petróleo y el etanol son los únicos combustibles biológicos, pues, se producen con la intervención de la bacteria Bacillus Perfringens. Eso lo demostró el sabio francés Jean Laigret. El único combustible fósil es el carbón mineral por estar petrificado.
 
Lo más interesante de todo esto es que, sin necesidad de inventar expresiones como ‘climagate’,  para no hablar sobre la alteración de datos por parte de organismos “científicos”, esto no tiene sentido, pues, en este caso, ni  las cifras ni las estadísticas encuadran, por la sencilla razón de que el análisis no es de cifras. El caso del petróleo no es la combustión; el deterioro ambiental está en la exploración y explotación (lo mismo que para el gas y el carbón), más ahora con la técnica del fracking. Y la corrección al deterioro ambiental se consigue no depredando más en busca de estas fuentes de energía.
 
La prueba reina
 
Cuando miramos la constante solar con la cual se calcula el albedo terrestre, cuyas mediciones han sido verificadas y efectuadas con la tecnología de punta, dicha cifra sigue igual: 1366W.m-2. Es decir, la tierra sigue conservando su distancia con respecto al sol, tanto para el afelio como para el perihelio: cuando la tierra está lejos del sol (afelio), se pone a una distancia de 152’000.000 de km., y cuando está más cerca (perihelio), la distancia es de 147’000.000 km. No se ha visto que se hayan descuadrado. Las estaciones otoño, invierno, verano y primavera, siguen su secuencia normal.
 
El ozono es un estado alotrópico del oxígeno, un rayo ultravioleta trasforma al oxígeno atmosférico en ozono. Además, tendríamos que preguntarnos de ¿dónde va a sacar calor  un rayo ultravioleta si este no contiene energía cinética en sus partículas?
 
Por otro lado, la absorción de la radiación ultravioleta de parte del oxígeno ya convertido en ozono genera un espectro de absorción que va desde el violeta hasta el rojo, quedando fuera las radiaciones ultravioletas y las infrarrojas (caloríficas), que son las que permiten las condiciones climáticas del planeta tierra.
 
Si nosotros analizamos la plataforma del criterio de los “gases de invernadero”, es quizás el exabrupto más atroz que se haya podido engendrar.
 
La palabra invernadero significa protegerse del frío, es decir, evitar que el suelo se enfríe. Este concepto de invernadero sólo es aplicable a regiones de clima frío, y en otras regiones, se puede aplicar al momento que sigue después de la puesta del Sol, es decir, que invernadero significa “protegerse del frío” y “no incrementar el calor” como lo ha impuesto la “academia moderna” y sus “intelectuales”, no sólo en los modelos de “cambio climático”, sino en la aplicación práctica, es decir, en la realidad queda sin efecto científico y cae en la subjetividad cuando analizamos la forma en que el calor se difunde en la atmósfera. Este lo hace por convección, es decir, se desplaza de áreas de alta presión a áreas de baja presión. Un gas, obedeciendo la Leyes Dalton, se desplaza, no utilizando la temperatura interior ni exterior, sino mediante la “trasformación adiabática, y esto explica por qué un gas se enfría cuando se expande, y por qué, por cada cien metros de altura la temperatura desciende un grado centígrado. De allí que es imposible que se presente un deshielo en los nevados. El modelo de “cambio climático” ignora y desconoce tanto las leyes generales de los gases, como los ciclos de los elementos, e inclusive las propiedades físicas y químicas de los gases.
 
Que se nos esté vendiendo una depredación desenfrenada como “cambio climático”, es otra situación diferente. Por eso las acciones inmediatas deben estar encaminadas a detener el deterioro ambiental; comprender que la protección al medio ambiente es un asunto de soberanía nacional de cada país, para tomar la decisión de permitir que continúe la vida o siga la destrucción; llegar a comprender que el ecosistema, y en general el medio ambiente, son parte de nuestra propia existencia. Somos tan insensatos que por unos cuantos miserables pesos, sin ningún valor ni respaldo, nos secan y desvían ríos a conveniencia de los poderosos; tumban cerros, montañas, depredan picos nevados, como lo están haciendo con el Kilimanjaro y la Sierra Nevada de Santa Marta, para después  afirmar a través de sus” prestigiosas academias” que es el “cambio climático”.
 
Por supuesto que se presume que lo hacen con miras a futuras exploraciones y explotaciones mineras, y de paso, al control de poblaciones enteras (países), suprimiendo o debilitando sus fuentes hídricas, para después afirmar, con aparente “erudición”, que el calentamiento global, hoy trasfigurado en cambio climático, “nos está dejando sin agua”.
 
Cuando analizamos el caso sucedido en Perú observamos en la panorámica que los deslaves ocurrieron en toda la franja occidental centro y sur, es decir, una zona más abajo del sitio en donde depredaron una de las mayores alturas, el Yanacocha, de más de 4.000 metros. Tendríamos ahora que observar en los estudios cómo la depredación de esta montaña dejó pasar corrientes de chorro con alto contenido de agua, las cuales, mediante trasferencia de calor, se condensaron y causaron los estragos conocidos por todos.
 
Es que, las cadenas montañosas, los páramos y los cerros no los puso la naturaleza de adorno, cumplen su función dentro de la regulación del clima y el ciclo del agua.
 
Ningún gas atrapa al calor. En la atmosfera, para la evaporación de un litro de agua por superficie y por metro cuadrado de superficie terrestre se emplean 600.000 calorías, las cuales se trasfieren a la atmósfera en el momento en que ese vapor de agua se condensa (se vuelve líquido). Esto, para recordarles que el concepto de gases de invernadero carece de contenido científico. Las masas de aire ascienden por trasformación adiabática (ni diferencias de presión, la temperatura ambiental ni las moléculas de los gases, intervienen en ello).
 
De todo lo anterior se deduce, científicamente, que resulta imposible un deshielo de los polos y nevados.
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