BRASIL: ENTRE LA RUBIA Y LA MORENA

 

Resumen de medios/El Satélite

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La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, acusó a sus oponentes de recurrir a "métodos fascistas" para sacarla del poder y reiteró que no va a renunciar porque no es una mujer débil, en entrevista a varios diarios internacionales.
 
Rousseff enfrenta una severa crisis política por supuestamente haber maquillado las cuentas públicas, mientras su agrupación, el Partido de los Trabajadores (PT), junto a otras organizaciones políticas y hasta los empresarios, están envueltos en un megaescándalo de corrupción en torno a la petrolera estatal Petrobras.
 
Tanto el juicio político a la presidenta brasileña como la investigación sobre este megaescándalo, están fuertemente ligados. Según Rousseff, el juicio político en su contra está impulsado por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, para desviar la atención, debido a que es investigado judicialmente por lavado de dinero, en el marco del escándalo de corrupción que estremece al Brasil.
 
La presidenta advirtió que cualquier tentativa de desalojarla del poder al margen de las urnas sería "un golpe de Estado". "No estoy comparando el golpe con los golpes militares del pasado, pero sería una ruptura del orden democrático en Brasil", dijo al diario The New York Times.
 
Apeló, incluso, a su condición de mujer sugiriendo que es por eso por lo que la quieren sacar. Su advertencia halló eco en la organización “ONU-Mujeres” que condenó la “violencia sexista” que sufre la Presidenta y pidió que las discrepancias políticas no abran espacio para la violencia de género.
 
Todo el país está atravesado por los dos escándalos, el político y el de corrupción, jamás vistos en la historia reciente de Brasil.
En el campo político, la presidenta parece haber tomado un nuevo aire al recibir el apoyo jurídico de la Corte Suprema, al decidir que el Senado, en donde Rousseff tiene más apoyo, tendrá la última palabra al respecto.
 
El caso Lula
Caso distinto, pero conexo, es el del expresidente Lula da Silva, nombrado recientemente Ministro de Gobierno, en un intento, dicen sus adversarios, de cubrirlo con inmunidad frente a las investigaciones que lo vinculan al escándalo de corrupción de Petrobras en que, paradójicamente, también anda mezclado el principal líder político de oposición, Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados.
 
El nombramiento de Lula fue bloqueado por el juez del Supremo Tribunal Federal, Gilmar Mendes, ordenando, de paso, que la investigación de corrupción en su contra sea manejada por una corte de menor jerarquía. La jueza de la máxima corte de Brasil, Rosa Weber, ratificó la decisión del juez Mendes.
El asunto pasó a conocimiento del voto plenario del Supremo Tribunal Federal que aún podría anular la decisión de Mendes... O ratificarla.
 
Posición popular
Mientras tanto, una encuesta del pasado 20 de marzo, adelantada por Datafolha, afirma que el 68 por ciento de los brasileños está a favor del juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, o de su renuncia. Pero los brasileños tampoco miran con buenos ojos un eventual gobierno encabezado por el vicepresidente, Michel Temer, de quien dijeron, según la misma encuesta, que gobierno sería "malo" o "terrible".