ARMANDO CARDONA

ESPIONAJE CIBERNETICO…

 

El viejo aforismo de que “ya ni en la propia sombra se puede confiar”, ha cobrado inusitada actualidad por la serie de hechos registrados en los últimos meses, que nos llevan a pensar   que esta actividad,  no es siquiera un serio peligro en ciernes, sino  una realidad que  empieza a estremecer  a todo el mundo y que  obligaría a  la técnica cibernética inventar el antivirus  para hacerle frente a las muy serias amenazas de su gravísimo riesgo.

El Australiano Julián Assange  y el norteamericano Edward Snoween, jóvenes actores de la cibernética actual,  entran a la historia como los heraldos de las técnicas modernas  del espionaje tecnológico y por cuyas delaciones se ha llegado a la nueva guerra fría, que pone en el escenario de la desconfianza mutua a las  potencias del mundo.

Las revelaciones de los dos en diferentes momentos, han puesto en jaque las aparentes buenas relaciones de los  países entre sí, porque primero fue Assange, quien en su condición de periodista y aprovechando sus condiciones de investigador cibernético, divulgó  hechos de Afganistán  e Iraq en los cuales se vio involucrado el Pentágono  al mostrar las infracciones de la guerra contra el terrorismo por parte de los gobiernos aliados que operaban en esas dos conflictivas naciones. Otros países no han sido ajenos a su espionaje cibernético entre ellas Colombia y como consecuencia de ello, la Revista Semana en su edición del 20 de Marzo del 2011, afirma que “parte de la ayuda económica que Estados Unidos da a Colombia para la lucha antidrogas sirve para enriquecer a contratistas estadounidenses”. WikiLeaks también en este borbotón electrónico, entregó unos 16 mil cables diplomáticos norteamericanos  en los cuales se involucra tanto a Colombia, como a Venezuela y a otros países suramericanos.

Ecuador protege  a Assange en su legación diplomática de  Londres, no tanto por defender el derecho al asilo diplomático, sino para expresar su desafecto a Norteamérica.

Por su parte el ex contratista de la NSA Edward Snowden y a quien se responsabiliza de la serie de filtraciones recientes sobre vigilancia o espionaje  americano,  ha desatado cualquier cantidad de inquietudes que han llegado a hechos tan noticiosos como que el Presidente de Bolivia Evo Morales, fue víctima de la persecución desatada en contra de aquel para procurar su captura, al prohibir que el avión que el mandatario suramericana utilizó recientemente en su periplo por Europa,  aterrizara en algunos de sus aeropuertos ante la sospecha de que el gobernante protegiera al ahora espía  norteamericano. Las relaciones tanto de Bolivia como de  varios países de la Línea Unasur con los Estados Unidos, aumenta un evidente  distanciamiento, porque hasta Brasil y Colombia, sus aliados muy  cercanos, han expresado su molestia. Esta situación ha sido aprovechada por los tradicionales militantes de la  izquierda en América Latina para acrecentar su malquerencia por dicho país.

El espionaje en el mundo en todas sus épocas, ha tenido recurrente actividad y ha habido personajes  que lo han practicado con notable éxito como Juan Pujol García, un español  condecorado por las dos partes en contienda durante la Segunda Guerra Mundial  quien trabajó para las dos simultáneamente. Hábil manipulador de ideas  y quien vivió 40 años escondidos en  Venezuela donde murió plácidamente sin ser descubierto.  La Mata Hari nacida en los países bajos, mujer llena  de encantos físicos  quien los aprovechó  para ejercer con éxito el espionaje. Fue fusilada desnuda en Francia en 1917. Sus verdugos tuvieron que hacerlo con los ojos vendados para que sus voluptuosidades no les cautivara y desistieran de quitarle la vida a una mujer que  todavía podía aportarle mucho a la lascivia.  Simón Wiesethal, el famoso cazador de nazis, quien encontró en Argentina al verdugo de los judíos en la Segunda guerra Mundial, Adolfo Eichmann.

El Watergate de Richard Nixon el 17 de Junio de 1972 que tiene el hondo significado de haber propiciado hasta el presente la única salida del poder de un presidente norteamericano, es sin duda uno de los símbolos especiales dentro del espionaje, que en su momento buscaba conocer las estrategias de los demócratas que pretendían ganar el poder en las urnas, derrotando a Nixon quien promocionaba su reelección.

En Colombia el espionaje tuvo hace unos años protagonismo especial, cuando se infiltró  la Corte Suprema de Justicia de ese país, mediante un operativo que buscaba conocer los análisis jurídicos de esa corporación sobre diferentes materias que podrían afectar el gobierno de entonces presidido por Álvaro Uribe. Varios de los  sindicados del caso, siguen aun en proceso de investigación para establecer sus responsabilidades. Para describir la magnitud del hecho, el Fiscal General de entonces  de ese país, Mario Iguarán, dijo para la Revista Semana: “hay que decir que de acuerdo con el informe del CTI. (Organismo de investigación colombiana) causa preocupación, causa pavor, en atención al hedor que él expide”.

El espionaje  profesión que nació cuando el hombre hizo presencia en la tierra cobra de esta manera actividad inusitada,  cuya vigencia enarbolan con lujo de escándalos, Julián Assange y Edward Snoween, ahora protegido por Rusia.

Seguramente el espionaje conyugal o sentimental  será  exitoso, por la serie de recursos que pueden emplearse para descubrir la infidelidad, por lo que ya ni en la sombra se podrá confiar.