APAGUE Y VÁMONOS...

 

 

El sindicalismo colombiano ha sido declarado “objetivo militar” por los brazos armados de las extremas de izquierda y derecha, según sendas denuncias públicas, formuladas hoy la CGT y la CUT.

En su denuncia, la CGT dice que las Farc pusieron bajo amenaza de muerte a tres de sus dirigentes en Antioquia, y revela sus nombres: Albeiro Franco Valderrama, Adolfo Tabares y Euclides Gómez. Pero el macabro comunicado supuestamente suscrito por las Farc, dice que en la misma circunstancia quedan “todos los demás dirigentes sindicales de la CGT", en Antioquia.

Por su parte, la CUT en su comunicado revela que ha recibido amenazas de muerte del grupo paramilitar Los Rastrojos, dirigidas no sólo a varios de sus dirigentes sindicales, sino al mismo Polo Democrático y ONG como Arco Iris, Cpdh, Movice, Codhes y Colectivo de abogados José Alvear Restrepo.

Dando fe a los comunicados de las centrales obreras (a la gente hay que creerle lo que dice), lo que se evidencia en Colombia es que la guerra, esa que se trata de frenar en Cuba con un tratado de paz, se ha expandido de los montes a las ciudades, y su expresión no solo es el enfrentamiento armado con las fuerzas regulares en cualquier recodo del camino, sino el frío cálculo del atentado aleve en cualquier esquina.

En el comunicado de la CUT se eleva una queja directa al presidente Santos que, aunque contenga tintes políticos por la circunstancia preelectoral y su mal disimuladas ganas de reelección, no deja de ser cierta al afirmar que “lo más preocupante es el silencio guardado por las autoridades, agravado con que no se ha determinado ninguna nueva medida de protección a los dirigentes afectados por esta amenaza".

En tono más conciliatorio, la CGT hace un llamado al gobierno para que dentro de las negociaciones que se llevan a cabo en La Habana con las FARC, las conminen a que “se abstengan de continuar impartiendo órdenes de exterminio a los dirigentes sindicales de la CGT".

Es un mal momento el que se vive hoy en Colombia, si a esta declarada guerra al sindicalismo de izquierda o de derecha se suma la “la limpieza social”, ese otro tipo de guerra declarado a esa masa poblacional que se dedica a la delincuencia común, la drogadicción y la prostitución, ante la pasividad, y a veces en connivencia con las autoridades legítimamente constituidas.

En un ambiente de estos, aparece la otra irresponsabilidad de expresidentes que a la caza de votos en las próximas elecciones, juegan a la guerra verbal en los medios, echando leña al fuego de una hoguera que baña a Colombia en sangre, tanta y tan diversa, que ya no sabemos ni por quién doblan las campanas.