ANÁLISIS ECONÓMICO - PRIMER TRIMESTRE

Por: Jorge Vergara Carbó

 
 
(Edición/El Satèlite)
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La economía colombiana sigue en desaceleración, pero no en recesión.

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El crecimiento del PIB, en el primer trimestre del año 2017, fue de 1.1%, inferior al alcanzado en el mismo trimestre del año 2016, que fue de 2.7%, es decir 1.6 puntos menos, lo que significa menos riqueza y más desempleo y pobreza.
 
Por sectores económicos el crecimiento fue por el lado de la Oferta de bienes y servicios, así:  Establecimientos financieros, seguros, actividades inmobiliarias y servicios a las empresas(4.4%), Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca(7.7%), Explotación de minas y canteras(-9.4%), Industria manufacturera(0.3%),Suministro de electricidad y gas y agua(-0.6%), Construcción(-1.4%),Comercio, reparación, restaurantes y hoteles(-0.5),Transporte , almacenamiento y comunicaciones(-0.3), Actividades de servicios sociales, comunales y personales(2.2%), impuestos menos subvenciones sobre la producción e importaciones (2.7%) , da como resultado que el PIB =1.1%
 Llama la atención, que ese crecimiento se deba fundamentalmente al comportamiento del sector agropecuario(7.7%), siendo que ha sido el sector más golpeado con la firma de los distintos TLC que firmó el gobierno y en especial con los de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea. Ese crecimiento contrasta con las críticas de los distintos especialistas sobre el tema expresan en los medios de comunicación incluyendo a los gremios que hacen parte del sector primario de la economía.
Por el lado de la demanda de bienes y servicios se originó un descenso en las importaciones de (- 0.2%), una disminución  en la FIBK de (-0.8%), y una disminución en las exportaciones de (-4.0) y el consumo final aumento en el (1.2%), para un PIB trimestral de 1.1%.
 
Fuente: Dane, cálculos Dinero
EL PAPEL QUE JUEGAN LOS SUBSIDOS EN EL CAMPO.
 
El campo colombiano juega un papel importante en el desarrollo económico y social del país. Representa un 6.1% del PIB, genera el 16.3% del empleo según el DANE. El 84.7% del territorio colombiano está conformado por municipios totalmente rurales, el 30.4% vive en zonas rurales, cuenta con 42 millones de hectáreas aptas para las actividades agropecuarias y forestales. Solo el 36.4% de los hogares rurales tiene acceso a la tierra, el 75.6% de los que acceden a la tierra tienen menos de 5 hectáreas y de estos el 59% se encuentra en informalidad en términos de la propiedad. Las áreas utilizadas en ganadería superan 1.3 veces el potencial existente, mientras que en agricultura solo se utiliza el 24% de las tierras aptas según datos del IGAC. La pobreza extrema rural es 3.5 veces mayor que  la urbana en ingresos.
 
 
A pesar del  diagnóstico anterior, el gobierno de Juan Manuel Santos decidió recortar el presupuesto del Ministerio de Agricultura para el año 2.017, de una cifra superior a los $4 billones, en el año 2.016, a  $1.6 billones, recursos de por si considerados insuficientes para resolver las desigualdades que se dan entre el sector rural y urbano y por supuesto para cumplir con los distintos  programas a desarrollar contemplados en el plan de desarrollo 2015-2018, en caminados en la búsqueda de  la suficiencia alimentaria en el país, no solo para atender el mercado interno, sino para convertirnos en la despensa alimentaria del mundo, sueño al  que estamos aspirando desde hace un siglo, pero que cada día vemos más distante al convertirnos en importadores netos de alimentos gracias a los TLC que firmamos, hasta el punto que el año pasado importamos 10 millones de toneladas de alimentos que contribuyeron a mantener baja la inflación, pero a incrementar el desempleo en el campo.
 
Indalecio Dangond, en su columna del 18 de octubre de 2.015”malas Señales” decía “En Colombia, sucede todo lo contrario. Esta semana el Congreso de la República y el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, en vez de apoyar el programa de modernización de 6 millones de productores del campo para comenzar a sustituir las 10 millones de toneladas de alimentos que estamos importando anualmente y promover las exportaciones de aquellos productos que tienen un enorme potencial en los mercados externos, lo que hicieron fue reducir el presupuesto del sector agropecuario en $ 1.5 billones de pesos para el año 2016. De$ 3.9 lo bajaron a $2.4 billones de pesos.”.
Continúa Indalecio diciendo “Con este mísero presupuesto, es muy fregado desarrollar el campo colombiano. Para ponerlos en contexto, voy a citarle un solo ejemplo. Si en Colombia quisiéramos sustituir los 3.6 millones de toneladas de maíz amarillo que importa la industria avícola anualmente para producir 12.000 millones de huevos y 1.4 millones de toneladas de pollos, necesitaríamos sembrar “competitivamente” unas 500 mil nuevas hectáreas. Para que esto suceda, el Estado debe garantizar por lo menos 1 billón de pesos en inversiones para canales y distritos de riego, vías de comunicación, modernización de maquinaria agrícola, infraestructura de transformación y almacenamiento de alimentos, transferencia de tecnologías y conocimientos, formalización de la propiedad rural y seguros agrarios. Es la única manera, de producir el maíz más barato o al mismo precio, que lo producen en Estados Unidos, Ecuador o Brasil.”
Contrasta lo anterior, con  la reciente ley agrícola  aprobada en los Estados Unidos  con unos recursos de US$956.000 millones, para aplicar en cinco años, lo que significa que anualmente invertirán en subsidios US$191.200 millones anuales. En Europa la ayuda al agro es de US$320.000 millones anuales, y Brasil aprobó US$60.000 millones. Mientras tanto el presupuesto nuestro a la tasa de cambio del 27 de mayo/17($1.6/$2.913), es de US$549.3 millones. ¿Así quién puede trasformar el campo colombiano?
El mundo agrícola funciona así y la única forma de que se pudiera operar sin subsidios es que todos renuncien a  ellos. La OMC no ha podido en las distintas rondas (Doha-Cancún) que se han dado en los últimos 15 años, de poder eliminar los subsidios que otorgan los países desarrollados al campo. Mientras estos subsidios no se eliminen difícilmente los países del tercer mundo puedan competir con los países desarrollados.
 
El incremento del sector agropecuario se debe al aumento de la siembra de café pergamino que creció en el 11.6%,  a los cultivos transitorios 23.1%, a la leche sin elaborar 10.5%, a aves de corral 6.3% y ganado porcino 5.7%.
Llama la atención, que gran parte del crecimiento anual se deba a los cultivos transitorios 23.1%, destacándose cereales con el 32.7%(estos cultivos en el primer trimestre de este año disminuyen en -16.5%), legumbres, raíces y tubérculos crecen anualmente  en 15.6%, pero en el trimestre solo lo hacen en el 0.9%, las materias vegetales disminuyen anualmente en un (-58.8%), y en el trimestre en -50.0%. Contrasta lo anterior con el crecimiento de los cultivos permanentes (8.6%), especialmente las llamadas plantas bebestibles en el 28.8% y semillas y frutos oleaginosos en el 39.4%, caña de azúcar el 2.1% y flores 3.2%.
 
La verdad es que esas cifras que muestra el DANE, con relación al sector agropecuario nos generan muchas dudas y demuestra claramente la política pública agrícola  equivocada en el campo y el fracaso de los distintos programas implementados. No vemos al sector creciendo a tasas del 7%.
 
LA INDUSTRIA MANUFACTURERA
En el primer trimestre del 2.015, la industria decreció en -2.1, con un crecimiento del PIB del 2.7%, en el  primer trimestre del 2.016, creció en 5.3%, con un PIB del 2.5% y en el primer trimestre del 2.017, creció en el 0.3%, con un PIB del 1.1%. Pero de enero a marzo del 2.017, decreció en el -0.4%. El alto crecimiento del 2.016, fue producto de la entrada del proyecto Reficar, y el sector refinería que creció a una tasa del 20.6%.
 
 Ante la crisis que atraviesa la economía colombiana por su bajo crecimiento y en especial la industria manufacturera, el profesor Eduardo Sarmiento, en su columna del 28 de mayo del presente año en el periódico El Espectador “Crisis sin diagnostico ni receta”, dijo: “La solución requiere una política industrial que contrarreste con el aprendizaje en el oficio la diferencia de productividad con los países industrializados, a tiempo que establezca metas y compromisos sectoriales; una política agrícola que propicie el aprovechamiento de las economías de escala en los cereales y la ganadería, y una organización macroeconómica de intervención cambiaria y coordinación fiscal y monetaria que les dé prelación a la balanza de pagos, la producción y el empleo”.
Sobre el mismo tema, opinaba El profesor José Manuel Restrepo, en su columna del periódico El  Espectador, del domingo 28 de mayo, con relación al bajo crecimiento de la economía en el primer trimestre del año , lo siguiente  “Sin embargo, debemos ser absolutamente sinceros. Tal como lo reconoce el propio gerente del Banco de la República, no es suficiente con bajar tasas de interés, y tampoco lo es el Plan Colombia Repunta. Los resultados del PIB del primer trimestre dejan ver, no sólo que es el peor resultado en ocho años, sino que, salvo el sector agrícola y de servicios financieros, el resto están duramente golpeados. Aún el propio sector de construcción de obras civiles (seguramente por el coletazo de Odebrecht) tiene un crecimiento bien mediocre para el que se esperaba desde el año anterior.”
 Sigue diciendo el profesor Restrepo “Lo alarmante del asunto es que el sector del agro viene creciendo rápidamente en el primer trimestre, por cuanto el año pasado en este mismo período fue duramente golpeado por el fenómeno de El Niño (asunto que explica una base muy baja y con ello muy fácil para mostrar un crecimiento alto en este año), pero muy seguramente esto cederá a lo largo del segundo semestre y no será capaz de jalar el crecimiento general de la economía. Algo parecido pasa con la industria, donde ya se borra el efecto Reficar, y aún está pendiente el despegue en forma de la construcción”.
 
EL SECTOR EXTERNO EN EL PRIMER TRIMESTRE DEL 2.017
En el primer trimestre  del 2.017, exportamos US$8.611.1 millones, en el primer trimestre de 2.016, exportamos US$6554.8 millones, lo que significa una diferencia de US$2.056.3 millones, o sea un crecimiento del 31.4%. En lo corrido de enero a marzo de 2.016, las exportaciones disminuyeron en -31.3%, debido a que las exportaciones en ese período en el año 2.015, fue de US$8.606.4, lo que indica que en el 2.017, volvimos a exportar en el primer  trimestre lo que exportamos en e 2.015.
El crecimiento de las exportaciones sigue siendo impulsado por combustibles e industria extractiva con US$4.589 millones, lo que representa un 55.6% del total de las exportaciones. Le sigue agricultura, alimentos y bebidas con US$1.891.5 millones, que representan el 12.7% y, el sector manufacturero que exporto US$1.653.2 millones, un -0.7%, menos que en el primer trimestre del año 2.016. Los Estados Unidos siguen siendo el principal mercado colombiano al exportarle el 28.4%, después le siguen Panamá, España, Turquía y Brasil.
 Las importaciones  en el primer trimestre de 2.017, fueron de US$11.300.1 millones, en el primer trimestre del 2.016, fueron de US$10.575.7 millones, una diferencia de US$724.4 millones, o sea un 6.9%, por encima a la del año 2.016.
El mayor volumen de importación lo registra el rubro manufactura con un valor de US$8.489.2 millones, que significan el 75% del total de las importaciones en ese periodo. Le sigue el grupo agropecuario, alimentos y bebidas con US$1.668.8 millones, que representa el 14.8% de las  importaciones. En el mismo periodo del 2.016, importamos US$1.463.9 millones, lo que indica que continuamos incrementando las importaciones de alimentos.
Nuestro principal vendedor son los Estados Unidos con el 28.7%, seguido de China, México, Brasil, Alemania y Japón.
Estos resultados originan una balanza comercial negativa, ya que las importaciones son mayores que las exportaciones. Para el primer trimestre del 2.017, el déficit en la balanza comercial es de US$2.689 millones, al restarle a las importaciones US$11.300.1, las exportaciones US$8.611.1  millones. Ese déficit en el primer trimestre del 2.016, fue de US$4.020.9, lo que significa que hemos venido bajando el déficit, debido por una parte a la tasa de cambio ,  al bajo crecimiento de la economía y al aumento de las exportaciones que explican el 51.1% , de la disminución del déficit. El otro porcentaje se explica por la variación en la tasa representativa del mercado y la desaceleración que viene mostrando la economía colombiana, en los últimos tres trimestres.
INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA, DEUDA EXTERNA, DEFICIT CUENTA CORRIENTE Y FISCAL. PRIMER SEMESTRE DEL 2.017
En el primer trimestre la inversión extranjera directa fue de US$3.361.8 millones, cifra superior a la del primer trimestre del año 2.016 en un 23.4%, que fue de US$2.723, una diferencia de US$638.8 millones.
De esa cifra a Portafolio entraron US$1.739.4 millones, a petróleo, minería e hidrocarburos US$1.165 y, a otros sectores US$457.4 millones. El 52% de la inversión es en Portafolio, normalmente conocida esta inversión como “golondrina” porque llegan incentivados por la tasa de interés, pero que ante cualquier cambio que se dé, por parte de la FED o internamente, salen volando. Estos dineros cuando entran en cantidades afectan la Tasa representativa del mercado. En este primer trimestre el peso colombiano se apreció por estos recursos en un 4.2 %.(US$3000.71/US$2.880.2)
La deuda externa de Colombia a febrero  del 2.017, es de US$120.692 millones, de los cuales el 59.4% corresponde a deuda pública y el 40.6% al sector privado. Además, solo la deuda externa total representa el 42.5% del PIB, según el banco de la República. Este aumento en el endeudamiento también ha contribuido a que el peso colombiano se aprecie.
El déficit en cuenta corriente, ha venido disminuyendo por el efecto tasa de cambio, de un déficit del 5.6% del PIB, este año esperamos llegar a un 3.8%, que es el ajuste que se espera por la política cambiaría del país. Ya que esperamos para este año una tasa de cambio que oscile entre $2.880 y $3.100 pesos por dólar. Ese ha sido hasta ahora el comportamiento, en enero 1, un dólar valía $3.000.71 pesos, ese mismo dólar el 31 de enero de este año, costaba $2.936.7 pesos, y el 28 de febrero $2.896.3 pesos, una diferencia de $40.4 pesos menos, o sea 0.014%, y en marzo 31, su valor era de $2.880.2 pesos, unos $16.1 pesos menos, o sea un 0.00558%. Lo que es lo mismo que de enero 31 a marzo 31, el dólar perdió $56.5 pesos. En mayo 30 del 2.017, el dólar vale $2.913.5 pesos.
La variación del dólar depende de la oferta y demanda de esa divisa, si le entran dólares al país por el aumento de las exportaciones especialmente si el precio del petróleo logra repuntar o por la entrada de capital golondrina o inversión directa o crece el endeudamiento  público y privado y por las remesas de nuestros compatriotas el peso colombiano se aprecia, dependiendo también de las medidas que tome la FED con relación a la tasa de interés y el Banco de la República.
El déficit fiscal, del año 2.016, fue de 4%, equivalente a $34 billones de pesos, para este año con la reforma tributaria ley 1819 de 2.016, se espera que el año termine con un déficit de 3.6% del PIB, equivalente a un faltante de $33 billones. Con la reforma Tributaria el gobierno espera recaudar durante el año 2.017, tan solo $6.2 billones, cifra que no resuelve el faltante de $34 billones que venimos arrastrando.
QUE NOS ESPERA ESTE AÑO A LOS COLOMBIANOS EN MATERIA ECONÓMICA
Arrancamos mal el año, con un crecimiento mediocre del 1.1% del PIB, en el primer trimestre del año 2.017. Incluso las cifras que se conocen de los meses de abril y mayo, no son las mejores. Gremios como Fenalco y otros  se quejan del poco dinamismo de la demanda interna, que se siente cuando uno visita las grandes cadenas de almacenes y centros comerciales es muy poco el movimiento, que incluso se ve reflejado también en el sector financiero y en los mercados públicos y ventas de comida. Los paros de maestros, el de Buenaventura, Choco, el de los camioneros, el de las centrales obreras, las negociaciones con el ELN y el atraso en la aprobación de las leyes para aplicar los acuerdos de paz, los actos de corrupción no solo el de Odebrecht, sino el de Sacyr , la Triple A, Navelena, Caja Agraria, Interbolsa, y las otras obras de 4G, que no arrancan totalmente, el despilfarro de las regalías y por supuesto la baja aceptación de los colombianos al presidente  Juan Manuel santos y su gobierno y  la falta de credibilidad que influye mucho en el crecimiento económico.
La baja en las tasa de interés por parte de la junta directiva del Banco de la República (6.25%), que sigue siendo alta, si la compramos con la tasa de interés en el mundo, encaminada a incentivar la demanda por inversión y el consumo de las familias, pero cuyo efecto se viene a sentir a los cuatro o seis meses, cuando el sector financiero decide bajar las tasas que le aplica a sus clientes, que es cuando se puede sentir el impacto. Tasas  leoninas como la de las tarjetas de crédito cercana a las de usura entre 28% y 30%, tasas altas para la inversión entre el 15% y 20%, que la tienen  frenada por  falta de demanda  y por la incertidumbre que existe con relación a la aplicación de los acuerdos de paz y al próximo debate electoral donde se elegirán parlamentarios y al nuevo presidente de la república. A los miembros de la Junta directiva del Banco de la República se les olvida que la inflación objetiva para este año del 4.5%, se va a cumplir no por sus medidas sino por la caída de la demanda interna, que originara una caída de los precios por una mayor oferta, por el aumento del desempleo que afectara más la demanda. Hoy se está viendo ya, las familias que compraban cinco libras de arroz o papa, solamente compran tres o menos.
Un desempleo que hoy está en el 9.8%, con una baja tasa global de participación alrededor del 64%, cuando en los países desarrollados esa tasa esta alrededor del 80%, con una tasa de crecimiento del PIB inferior al 4%, incrementará lo más seguro el desempleo hasta llevarlo a niveles entre el 12% y 15%, con niveles de informalidad superiores al 60%. Ese es el panorama que vislumbramos, con las consecuencias que conlleva esos niveles de desempleo. Deterioro de la cartera hipotecaria bancaria, empresas entrando a reestructuración de pasivos, posible burbuja inmobiliario, aumento de la inseguridad ciudadana y por supuesto mayor déficit fiscal y de cuenta corriente y aumento de la deuda externa pública.
Es un panorama desolador, pero posible de darse sino se logran tomar medidas de política pública que reorienten el modelo económico del país, ataquen la corrupción a todos los niveles, especialmente controlen la evasión y elusión tributaria, el lavado de dinero y la fuga de capital que debe estar dándose mucho estos dos últimos años, por la incertidumbre y polarización de fuerzas existentes en el país. De darse fugas de capital, como las que se dieron en Brasil, Argentina y Venezuela en los últimos 10 años, que fueron del orden de los US$400.000 millones, sería el golpe de gracia para la economía colombiana que nos llevaría por supuesto a una recesión(-4.5% del PIB), como la que sufrimos con Andrés Pastrana en el año 1.999, cuando el desempleo llego a niveles del 25%.
Nosotros pensamos que la economía del país, este año no crecerá por encima del 1.5%. Pero hay gente optimista que piensa que este año creceremos a una tasa igual o superior al 2%, similar a la del año 2.016. El FMI pronostica un crecimiento del 2.3%, la OCDE uno del 2.2%.el CitiBank el 2.0%, un grupo de analistas el 2.0% y el gobierno un 2.5%.
 Quisiera estar equivocado y  crezcamos a tasas por encima del 4%, que la necesitamos para disminuir los niveles de pobreza y desigualdad que tenemos. Ojala no se le siga poniendo palos a la rueda de la paz , que tanto  necesitamos para lograr tasas de crecimiento a largo plazo superiores al 5%.. Soñar no cuesta nada.