AL SON DE URIBE...
Negar que Uribe se apoderó del protagonismo de estas elecciones parlamentarias es darle la espalda a una realidad política en Colombia que por encima de toda circunstancia –de toda es toda—ha entronizado la figura del expresidente en su imaginario colectivo como el mejor en todo.
Resulta incontrastable que su decisión de lanzarse al Congreso viene creando hechos políticos inéditos.
Por ejemplo, el primer sondeo amplio que se hace sobre las cabezas de lista al Senado (encuesta Yanhaas), le otorga al expresidente candidato un poder de arrastre capaz de sacar en su lista cerrada 40 senadores, dejando regados en el camino a sus principales contendores.
No resulta difícil imaginar lo que haría Uribe en el Senado con un bloque de 40 senadores desplegando contra la administración toda la inquina que el expresidente tiene por Santos.
Lo anterior, si es que Santos logra la reelección cada día más embolatada, porque también resulta fácil imaginar la fuerza de arrastre de 40 electos senadores uribistas en la recta final de la elección presidencial el domingo 25 de mayo en un país de oportunismo político que siempre le gusta viajar en primera clase en el tren de la victoria.
Poco a poco el uribismo va saliendo del closet porque, ciertamente, algunos se enrocaron para contener el embate de la crítica de ese al que le tiran huevos y tomates en las plazas, al son de “Uribe, paraco, el pueblo está verraco”.
Pero, según la encuesta Yanhaas… ¿cuál pueblo está verraco?
Seguramente no es el pueblo trabajador, encantado con la última propuesta del expresidente de impulsar una ley en el Congreso que jalone de una vez un incremento del salario mínimo del 10 por ciento, independientemente del incremento que se registra anualmente.
¿Qué es una farsa de campaña electoral? Bueno, farsas electorales son todas, y si se le enrostra al candidato expresidente, también en las mismas caen el presidente candidato y los candidatos todos, con pocas excepciones…
¿Estará verraco el pueblo porque Uribe denuncia el carrusel de la reelección? Es una denuncia cierta y una acción descarada que tiene a unos aspirantes al Congreso compitiendo contra unas bolsas electorales de miles de millones de pesos sustraídos del presupuesto nacional para apuntalar la reelección de los congresistas santistas.
Uribe está denunciando cosas, y cosas ciertas. Que las diga Uribe, no importa; que sean ciertas es lo que importa. Y también está preguntando cosas que deben responderse: ¿Quién chuzó su despacho presidencial en el escándalo con la Corte Suprema de Justicia? Porque, independientemente de que en ese momento el presidente fuera Uribe en nada morigera la gravedad de que en alguna institución pública o empresa privada se tiene un chuzo directo al despacho presidencial que, si llega hasta allá, es porque también puede llegar a cualquier otra parte, como por ejemplo, hasta Cuba que es el último escándalo de las interceptaciones ilegales.
Viéndolo bien, no siempre es válido el dicho ese de que en pelea de burros el que chupa es el arriero… ahora los burros se están dando con todo, y podría resultar que por fin el arriero caiga en cuenta que ninguno de los dos le sirve para nada.