A MI TAMPOCO...

Ejemplar desautorización a los congresistas de Norte de Santander emitieron los campesinos del sufrido Catatumbo, levantados en desobediencia civil ante un gobierno que solo ahora los reconoce como colombianos, y eso para aplicarles todo el peso de la represión del aparato estatal.

Como siempre, en estos ríos revueltos por la imprevista convulsión social, los políticos son proclives a rasgarse las vestiduras en defensa del interés general, solo como estrategia de su interés particular.

Entre los campesinos del Catatumbo, al menos en esta oportunidad,  no van más. Públicamente le acaban de decir al gobierno nacional que los políticos de ese departamento, entre quienes mencionaron concretamente a los parlamentarios Juan Fernando Cristo, Juan Manuel Corzo, José Iván Clavijo, Carlos Eduardo Hernández y Ciro Rodríguez, no los representan.

A través de su vocera oficial, Olga Quintero, dicen que estos parlamentarios “de manera burocrática, creen saber la problemática de nuestra región desde una oficina”… ¿Cuántos colombianos, de todas las clases sociales y todos los sitios del país pudieran suscribir esta declaración de los campesinos del Catatumbo sin quitarle ni ponerle una coma?

Por ejemplo, ¿nos representan los parlamentarios que acaban de aprobar la nefasta reforma a la salud que deja en firme el gran negocio del sector financiero a través del cual se ejecutó lo que se conoció como “el robo a la salud”, o los que reeligieron por unanimidad al Procurador Ordoñez en un evento plagado de irregularidades desde la conformación de “la terna de uno” que se presentó a consideración del Congreso? ¿Nos representaron los que, en virtud de sobornos y prebendas, plenamente demostradas, aprobaron la reelección presidencial, o los que han ido desmotando a través de actos legislativos toda la parte social y democrática de la Constitución del ‘91’? ¿Nos representan esos parlamentarios de las reformas políticas que se van “confeccionando sobre medida” para su propio lucimiento, o los que eliminaron la mesada 14 de los pensionados más pobres y de paso se incrementaron las suyas más allá de 25 salarios mínimos permitidos que ya de por sí era un escándalo frente a la gran masa de pensionados que fluctúa entre una y tres pensiones, máximo?

Y, descendiendo al campo local, ¿nos representan esos diputados y concejales que son de los mismos con las mismas, o esos gobernadores y alcaldes que invierten millonarias sumas en sus campañas bajo el prurito de que ahora “la política es un negocio” que proclaman con desparpajo y desarrollan con desfachatez?

¿Nos representan? ¿A quiénes?

Parece que desde la periferia del Catatumbo ahora, y antes desde los cabildos del Cauca y Nariño, algo se nos está sugiriendo...