¿DE QUIÉN ES LA SELECCIÓN COLOMBIA?

X-Octavio Quintero y Alfonso Camerano

(Corresponsal: Jorge Vergara Carbó)

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El martes 07 de junio, en Barranquilla, la Policía Fiscal y Aduanera y la Dian decomisaron 3.400 camisetas amarillas, blancas y azules, distintivas de la Selección Colombia, supuestamente con destino a la venta ambulante en los alrededores del Estadio Metropolitano y en los semáforos.
 
El comandante de la Policía, general Gustavo Moreno, según las declaraciones que entregó a los periodistas, el operativo se llevó a cabo supuestamente porque los fabricantes de las camisetas estaban incurriendo en el delito de “usurpación de marcas y patentes y uso ilegítimo de patentes”.
 
Si la calificación del delito cometido en este caso, es correcta, ello supone de entrada que la camiseta de la Selección Colombia tiene dueño privado que la diseñó y registró debidamente como un producto que el Estado está en la obligación de protegerle como cualquier otro invento, patente o marca que vendrían a ser los casos de las camisetas de equipos de inversionistas privados.
 
Si ello no es así, la Dian y la Policía incurrieron en abuso de autoridad, tal como lo señala en su artículo Alfonso Camerano, remitido a través de la red social vinculada a nosotros por el corresponsal, Jorge Vergara Carbó.
 
Pudieron las autoridades de la Dian y la Policía intervenir la producción de las camisetas por desarrollarse en fábrica clandestina que no contaba con el debido permiso de funcionamiento, o por ser un producto de contrabando, pero por tratarse de una “usurpación de marcas y patentes y uso ilegítimo de patentes”, difícil de explicar, y más sustentar, a la luz del derecho.
 
Porque difícilmente podría explicarse que se le haya escriturado a un particular el derecho a explotar comercialmente un símbolo patrio como vendría a ser la Selección Colombia y su uniforme.
 
Bueno sería que la Superintendencia de Industria y Comercio aclarara públicamente si algún particular tiene registrada patente de explotación comercial de la camiseta de la Selección Colombia y que, por tanto, está siendo usurpada en forma fraudulenta… “Queda claro que lo que se ampara es el derecho a la patente y los beneficios económicos y sociales que se derivan de ella, derechos adquiridos, otorgados y protegidos de conformidad con la Constitución y la ley”: (sentencia C-095/93).
 
En forma más clara y contundente lo dice Camerano en el escrito anunciado arriba: “La Selección Colombia no es de Adidas”, y agrega:
 
El decomiso de camisetas de la Selección Nacional de Fútbol por la Policía Nacional y la DIAN es inconstitucional e ilegal, por las siguientes razones:
 
1.- Los colores de la bandera nacional plasmados en la camiseta pertenecen a la Nación como símbolo patrio histórico.
2.- La selección representa a la nación colombiana en el escenario mundial de este deporte y no a sus patrocinadores.
3.- La Selección no solo es deporte sino también sentimientos de patriotismo, aspiraciones, entretención deportiva, intangibles que no pueden ser acaparados por nadie, ya que es de todos, sin distinción de edad, sexo o condición social.
4.- Las marcas colocadas sobre la camiseta no comprometen a la nación colombiana ni obligan a usar solo la fabricada por Adidas.
5.- Los monopolios en la economía colombiana están prohibidos (artículos 75, 332 y 336 de la Constitución nacional).
6.- La marca Adidas no paga, por concepto de publicidad masiva al Distrito de Barranquilla donde se despliega su aviso en lugar, fecha y confluencia de todos los medios nacionales e internacionales que exhiben a los portadores de ese producto alemán.
7.- Los operativos de la Policía y la DIAN constituyen un abuso de autoridad ya que están enmarcados en la protección de unos particulares que pretenden monopolizar los símbolos patrios, en este caso, la multinacional Adidas, en detrimento de los colombianos que no tienen como adquirir una camiseta de 150 mil pesos, mientras el confeccionista nacional las coloca en 20 y 30 mil pesos en cualquier esquina. Es decir, se protege a un monopolio ilícito contra la generación de fuente lícita de empleo y de sentimientos populares.
8.- Se trata de un precedente que puede multiplicarse con los medicamentos genéricos para favorecer a monopolios de multinacionales farmacéuticos, o de las confecciones en general que acaban con la industria nacional.
9.- Conclusión: ¡Devuélvanle las camisetas a los confeccionistas, en su mayoría artesanos que generan empleo en el mercado nacional!