LAS FOTOMULTAS: ¡TAMBIÉN CAERÁS!

LAS FOTOMULTAS: ¡TAMBIÉN CAERÁS!

 

Octavio Quintero

(Director El Satélite

--

 
Alrededor de la regulación establecida sobre la velocidad permitida en las vías nacionales se ha desarrollado un abuso de autoridad revestido de legalidad. Ahora las fotomultas mandan la parada.
 
Empezando porque de la noche a la mañana quedaron habilitadas como autoridades de tránsito unas empresas privadas a las que se les ha entregado a largo plazo la concesión de imponer multas a los conductores que sobrepasen los caprichosos límites de velocidad que a cada alcalde se le ocurra…
 
Dice la ley que la velocidad máxima en este país es de 120 km por hora en carreteras y de 80 en las ciudades. Pero desde este momento empieza el viacrucis para los conductores porque el tope queda limitado al estado actual de las vías, las pendientes, la cantidad de carriles por sentido, las intersecciones o cruces peatonales; los deportes (ciclismo), las fiestas patrias municipales, la presencia de escuelas, colegios, universidades, clínicas y hospitales, zonas militares y por el cierre temporal de tramos sujetos a reparación; todo ello sumado a los cortes que programan con frecuencia las comunidades locales, llamando la atención sobre tal o cual injusticia social… Es decir, manejar en Colombia es ponerse en guardia contra esta talanquera de obstáculos.
 
Como ello no parecía suficiente, entonces, ya no es el policía de carreteras o el urbano, el agente que le impone a uno la sanción por la presunta o real contravención, sino una cámara escondida que dispara su flash cuando usted pasa a más de la caprichosa velocidad permitida que se le haya establecido al sitio.
 
El conductor ni cuenta se da… Pero, además, ¿quién le está garantizando que la bendita cámara está registrando su velocidad real? Porque, alterar el funcionamiento de un aparato de estos es tan sencillo como poner a marcar un reloj una hora cada 50 minutos.
 
Acometidos así a mansalva, les niegan también a los conductores el derecho al debido proceso. Tan es así, que muchos se enteran ocasionalmente de que tienen pendiente el pago de estas infracciones.
 
Y viene la otra: resulta que el responsable de la infracción es, principalmente, el dueño del vehículo. Esto sí que se ha convertido en un dolor de cabeza… ¿Se imaginan los avatares por los que están pasando los empresarios del transporte (grandes, medianos y pequeños) que tienen en su nómina 5, 10, 15, 20 y más conductores?
--
Fin de folio: esta nota reclama nada más por los derechos del conductor. Pero alrededor de la fotomulta se ha desarrollado un proceso de corrupción extendida cuya punta de ICEBERG puede verse en la siguiente nota de El Tiempo:
ASÍ SE MUEVE EL MILLONARIO NEGOCIO DE LAS FOTOMULTAS