¡PERDIERON TODOS!: HASTA LOS DEL MIEDO. GANARÁN LOS DERECHOS

 

Análisis electoral 11M/2018

De lo único que debemos tener miedo es del propio miedo: Franklin Delano Roosevelt

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Por: Jaime Araujo Rentería

(Edición: RED-GES)

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El candidato a vicepresidente en la fórmula de Piedad Córdoba, Jaime Araujo Rentería, sostiene que en las pasadas elecciones de Congreso, “perdieron todos: hasta los del miedo”, y agrega que en las elecciones presidenciales del 27 de mayo, “ganarán los derechos inalienables de todos los colombianos”.

El exmagistrado de la Corte Constitucional, mira así los resultados del pasado 11 de marzo, tanto en consultas partidistas como en elección de nuevos congresistas:

 

Perdieron todos

Otra vez perdieron todos los participantes, pues, no fueron capaces de derrotar la abstención. El censo electoral, según datos de la propia Registraduría General, era de 36’025.318 de personas, de las cuales solo votaron para Senado, 17’818.000 (en número cerrado), lo que significa que la abstención fue del 51%. Pero, si se tiene en cuenta el voto en blanco: 1’176.243 de personas ( (290.868 más que en el 2014), más el 1’137.133 de votos nulos, probablemente muchos a propósito de los propios electores, y que, quienes no quisieron marcar por ningún candidato o partido fueron otras 871.444 personas, lo que arroja un total de 3’184.820, se podría decir que la abstención real fue del 60%. O sea que más de la mitad de la población (sociedad civil), no votó por ninguno de los que participaron en esta elección.

 

Uribe no ganó

El señor Uribe se aleja cada vez más de su época dorada, donde el solo ponía cerca de 7 millones de votos. Ahora su lista (Centro Democrático), sólo tuvo 2’513.000 votos (en cifra cerrada); si a esto se agrega que se trataba de una lista abierta, donde los demás candidatos también ponían sus votos, y que su nombre fue marcado menos de 1 millón de veces (875.554), podemos afirmar que su caudal electoral personal se ha reducido en cerca de 6 millones de votos, lo que lo hace derrotable. Tampoco su candidato, Iván Duque puede ufanarse de sus 4 millones de votos, porque, al menos, 1’500.000, son de su socio ideológico, Germán Vargas Lleras.

 

Tampoco ganó la derecha

La consulta del uribismo-pastranismo, influenciada por Vargas Lleras, nos permitió saber por anticipado el poder electoral de la derecha unida en Colombia que, en cifras redondas, llegó a los 6’130.000 votos, lo que se corresponde en buena parte con las cifras que obtuvieron para Senado estos tres varones electorales: 6’500.000 votos. Si descontamos esta cifra del total de votos válidos emitidos en la pasada justa electoral: 17’818.000 votos, nos permite colegir que 11’372.000 personas de las que acudieron a las urnas no votaron por la derecha. Es decir, la “poderosa” derecha en Colombia, al igual que su máximo exponente, el expresidente Uribe, se está agotando y podría ser derrotada en las elecciones presidenciales del 27 de mayo.

 

Petro, otro que perdió

El candidato de la Colombia Humana también perdió, en varios sentidos: perdió frente a su encarnizado rival, Iván Duque que le sacó 1’300.000 votos, y perdió inclusive frente al voto en blanco, votos no marcados y nulos, que lo sobrepasó en 300.000 sufragios.

No sobra recordar que en estas consultas también participaron extraoficialmente fuerzas distintas a las de los propios candidatos.

 

El miedo como estrategia electoral

Tanto una como otra consultas nos infundieron miedo de su respectivo adversario como estrategia para obligarnos a respaldarlos, buscando que reaccionáramos desde nuestra animalidad: huyendo o agrediendo violentamente; o para hacernos olvidar la forma como en el pasado han violado nuestros derechos; o, quizás también, para hacernos creer que si perdían era culpa nuestra y no de las malas acciones que han realizado o de la falta de coherencia entre lo que dicen y lo que hacen.

 

Una hoja de vida transparente

Nota del editor: En adelante, el candidato a Vice de Piedad Córdoba, se refiere a su desempeño como magistrado y como abogado particular, y dice:

Nosotros no somos responsables del genocidio de los falsos positivos ni del genocidio de los paramilitares: al contrario, votamos contra ellos en la Corte Constitucional y por eso fuimos amenazados; de lo que no somos responsables es de la doble moral de hacer debates en público contra ellos y luego en privado reunirnos con ellos, y mucho menos con el propietario de la finca las Canarias, desde donde salieron a hacer la masacre de El Salado.

Tampoco somos responsables de la reelección de Uribe y de que los colombianos hubiéramos tenido que aguantarnos cuatro años más de tan nefasto gobierno: pues nos opusimos al acto legislativo de la reelección y a la ley estatutaria sin la cual no podía haber reelección; de lo que no somos responsables es de la doble moral, de hablar mal de Uribe y de su gobierno y de haber prestado nuestro voto, en la cámara de representantes, a favor de varios artículos de la ley estatutaria, sin la cual Uribe no hubiera podido ser reelegido. Nosotros no somos responsables de haber elegido un procurador que todo el mundo conocía como enemigo de los derechos de las mujeres violadas, de los diversos sexuales, de los afrodescendientes y de los indígenas; enemigo de la acción de tutela, que es el mecanismo de defensa de los derechos de los más débiles, etcétera: por el contrario, me opuse a él cuando estuvo en el Consejo de Estado y después como procurador general de la nación. Tampoco somos responsables de que una vez producida la masacre de Mapiripan, mientras investigaban la conducta de los responsables, nosotros en la Corte Constitucional, con el fin de impedir la impunidad, declaramos que el juez competente no era la justicia penal militar sino la ordinaria, y que la responsabilidad se podía imputar a quien no cumplía con su deber de proteger a la población (posición de garante o comisión por omisión), como podría ser la situación jurídica de los mandos militares, incluido el general Uzcátegui, otra persona, desde el Congreso de la República sostenía, que el general era inocente.

Tampoco se nos puede acusar de la doble moral de oponernos al lobby de los grupos económicos frente al Estado y al mismo tiempo recibir el apoyo económico de estos grupos para llegar al poder del Estado, o a las alcaldías del Estado, como fue el caso de almacenes éxitos (grupo casino), Davivienda, seguros Bolívar y Colpatria (grupo Bolívar), fondo de inversión Tribeca (interBolsa, presuntamente vinculada a la corrupción), Valorem (grupo Santo Domingo) y Bancolombia a través de la fundación Bancolombia (Grupo Empresarial Antioqueño, GEA).

Tampoco somos responsables de la corrupción que pasa por la vena rota de la contratación; por eso hemos propuesto una norma que prohíba a quién financia campañas políticas contratar con la administración y prohíba a quien contrata con la administración financiar campañas políticas de los funcionarios que le dieron los contratos, para que no se repita el caso de las personas, que financiaron campañas para las alcaldías por 5 millones de pesos y a cambio reciben por mediación de algunas empresas contratos por sumas superiores a los 100.000 millones de pesos: ¡qué buena inversión, mejor que el tráfico de droga, la venta de armas o la trata de personas juntas! ¡Pongo 10 millones y me gano 100.000 millones!

 

¿Izquierda o derecha? ¡Derechos!

Vistos los resultados electorales e iniciada en firme la campaña presidencial, quienes acuden al argumento del miedo, tratando de provocar la agresión o la violencia del adversario para justificar su propia violencia, huyen ellos mismos del debate sobre los hechos y sobre sus hechos; y del debate sobre las ideas y sobre sus ideas; les decimos que no nos vamos a dejar distraer por lo adjetivo, por si son altos o bajos, si tienen los ojos claros u oscuros; si hablan paisa o pastuso; ni siquiera si se autodenominan de izquierda, de centro o de derecha; pues, a todos les aplicaremos el mismo rasero: ¡qué han hecho por los derechos de los colombianos!; pues, la piedra de toque de todos los regímenes políticos, es la cantidad de derechos que da a sus ciudadanos, pues, nada gano con decir que soy el más revolucionario, el más de centro o el más de derecha, sino he hecho nada por los derechos de los colombianos. Si no he hecho nada, lo más seguro es que tampoco haré en el futuro, aunque prometa derechos, siempre quitaré derechos; y quien ha hecho en el pasado lo más seguro es que también dará derechos en el futuro; pues como decía José Martí, la mejor manera de decir es hacer. O como dijera Aristóteles, al hombre hay que juzgarlo por lo que hace y no por lo que dice: tú me hablas contra Uribe, pero con tu voto ayudaste que se reeligiera; Tú me hablas contra el Procurador, pero con tu voto ayudaste elegirlo, para que le quitara sus derechos a las mujeres, a los diversos sexuales, a los indígenas, a los afro descendientes, etcétera; tú me hablas de la paz, pero en el 2010 como candidato tú pedías la guerra contra otros colombianos o contra nuestros hermanos latinoamericanos, cuando yo pedía la paz. Cuando pocos hablaban de paz, y más pocos aún queríamos humanizar la guerra, y una mujer afrodescendiente se atrevió a ir hasta lo más profundo de Colombia a rescatar a los secuestrados por la guerrilla, comenzando por los miembros de la fuerza pública, como Moncayo o los indefensos miembros de la sociedad civil, ¿dónde estabas tú?, ¿qué estabas haciendo por ellos?, ¿o estabas hablando de guerra? ¿Qué derechos ayudaste a reconocerle a las víctimas de la violencia, del Estado o del no Estado?; ¿ayudaste a reconocerles el derecho a la verdad, a la justicia, a la reparación o la garantía de no repetición?, de los que hoy todo el mundo habla, pero que nadie se los había reconocido, hasta que ayudé a hacerlo yo en la sentencia C-1149 del 2001. ¿Qué has hecho por las mujeres violadas para que no fueran revictimizadas como criminales y pudieran interrumpir ese embarazo producto de un delito, como lo hice yo, para evitar que lo fueran? ¿Qué has hecho por las mujeres afrodescendientes cuando han sido discriminadas por el color de su piel y se les ha impedido el ingreso a establecimientos de comercio o a lugares públicos, por restablecerles sus derechos, como lo hice yo, cuando en Cartagena se lo violaron a Johana Luz Acosta Romero? ¿Que hiciste tú, por los derechos de las mujeres madres comunitarias, cuando el gobierno en cabeza del entonces presidente Uribe, objetó la ley que les daba un salario equivalente al 70% del salario mínimo, con el objeto de privarlas de un salario digno?; Yo puedo decir que defendí su derecho y me opuse a la violación del mismo que quería hacerle el gobierno de Álvaro Uribe y que ayudé a reconocérselos en la sentencia C-911 de 2007 de la cual fui ponente. ¿Dónde estabas tú, que no oímos tu voz cuando el procurador Ordóñez, privó de su investidura popular de senadora a una mujer valiente, afrodescendiente, perenne amiga de la paz, como Piedad Córdoba?; ¿te quedaste mudo y sólo volviste hablar o a chillar cuando te privó de tu cargo? ¿Qué has hecho por los pensionados de Colombia para que no les sucediera como a “El coronel no tiene quien le escriba”, quien murió esperando la pensión? Pues, para que esto no siguiera sucediendo, mediante la sentencia C-1037 de 2003, donde dije que jamás se le podría quitar el empleo a una persona que tenía derecho a su pensión, si previamente no se le incluía en la nómina de pensionados y se le comenzaba a pagar como pensionado, para que tuviera una vida digna, ya que la pensión del abuelo, no es sólo para él y la abuela, sino también para ayuda al hijo desempleado, o apoyar el nieto que no tiene con qué pagar la pensión de la escuela.

Los ciudadanos de la clase media, que entregaron todos sus ahorros para adquirir una vivienda a instituciones financieras como Davivienda, Colpatria o Bancolombia, que como ya sabemos financian candidaturas, y luego de pagar 10 años el crédito por un monto seis veces superior al préstamo, se encontraban con que esas mismas instituciones financieras se la quitaban y que además seguían debiendo una fortuna, lo que ocasionó un desplazamiento masivo dentro de las ciudades, y donde se privó de vivienda a cerca de 1’500.000 colombianos, tienen el derecho a preguntarnos, qué hicimos para defender su derecho a una vivienda digna… Yo puedo responderles que defendí su derecho, que impedí que se las quitaran, que obligue a esos bancos para que devolvieran lo cobrado de exceso, mediante la sentencia SU-813 de 2007. ¿Qué puede decir usted, distinto a que esos mismos grupos financieros le han dado dinero para sus campañas políticas?

Los que tienen preferencias sexuales distintas a las nuestras, como las comunidades LGTBI, tienen el derecho a preguntarnos qué hemos hecho por sus derechos, si los hemos discriminado o si hemos luchado por su igualdad y ellos saben que yo ayude a reconocérselos todos: civiles, laborales, familiares, penales, etc.

Como abogado independiente, logré que el Consejo de Estado declarara la nulidad de la nota diplomática por la cual Colombia le regaló a Venezuela parte del territorio Colombiano, esto es, el islote de los Monjes, lugar que tiene las mayores reservas de petróleo del mundo.

Como demócrata, ciudadano y abogado independiente, logré, con 3 personas más, que el Consejo de Estado devolviera la personería jurídica a la Unión Patriótica, después de 11 años de haberla perdido. Esto no lo logró ni la propia unión patriótica, que ya había perdido una demanda, ni el partido comunista, ni la Farc.

 

Llegó la hora de los derechos y el tiempo de las mujeres

No vamos a dejar que el debate presidencial se trivialice con temas adjetivos, como si un candidato es gordo o flaco; o que el miedo se imponga sobre la razón. Mantendremos el foco sobre los derechos de los colombianos;  preguntaremos sobre ellos y sobre lo que han hecho para defenderlos o violarlos los distintos candidatos; absolveremos todas las preguntas que nos hagan los ciudadanos sobre los mismos; propondremos otros derechos o su ampliación, como la educación para todos y la salud para todos en todos los niveles. Apoyaremos el derecho de los jóvenes a autorepresentarse en el Congreso. Los jóvenes entre 16 y 24 años tendrán una circunscripción especial de 8 miembros; también en los órganos de representación política como las asambleas, concejos, juntas administradoras locales, donde deben tener como mínimo 2 representantes por derecho propio, y en todo caso, no menos del 10% del total de la representación política en esos órganos. Los apoyamos en su primer empleo o como jóvenes emprendedores. Proponemos un gran pacto social para el progreso económico-social, para luchar contra la pobreza, el desempleo, la corrupción y el alto costo de la vida, y que proteja en sus derechos a los colombianos desde la cuna hasta la tumba. Proponemos la paz entre los humanos y con la naturaleza: una paz con justicia social, esto es con derechos para todos; y la paz con la naturaleza: defendemos el derecho a un medio ambiente sano y sostenible y por lo mismo propugnamos por energías renovables, por conservar el agua y el aire puros; por impedir el cambio climático y por vivir en armonía con la Madre Tierra. Defendemos la igualdad entre hombres y mujeres y para hacerla efectiva, proponemos que en todos los órganos de representación política, comenzando por el Congreso, las asambleas y los concejos, el 50%, como mínimo, sea para las mujeres y que tengan esta misma representación tanto en la rama ejecutiva, como en la rama judicial del poder público.

Para que esto no sea una declaración meramente retórica, es que me he impuesto el deber de dar ejemplo, ya que la palabra educa, pero sólo el ejemplo arrastra, de aceptar que una mujer, afrodescendiente y demócrata, comprometida con los derechos y la paz, lidere este proceso desde la Presidencia de la República, porque sabemos que el grado de civilización y cultura de una sociedad, se mide por los derechos que tengan sus mujeres, porque además son mayoría dentro de nuestra sociedad, por lo que están dadas las condiciones subjetivas y objetivas, para hacer el cambio donde podamos vivir mejor y con más derechos, como propone y tiene la voluntad de hacerlo Piedad Córdoba, que no necesita pedirle permiso a nadie para expresar o ejecutar sus ideas, ni a un jefe político ni a los grupos económicos.

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JAIME ARAUJO RENTERIA