¡EUREKA! SE ME UNIÓ URIBE

¡EUREKA! SE ME UNIÓ URIBE

Octavio Quintero

(Director/El Satélite)

--13/05/16--

 
Llevo muchos años en resistencia civil, y soy un hombre de paz. Resistencia civil, término puesto en boga en estos días por el expresidente Uribe, es sinónimo de desobediencia civil, última instancia en la lucha democrática que libre cualquier partido, movimiento político, gremial o social para oponerse al régimen imperante. En este caso, la resistencia civil hará referencia a la negativa de los ciudadanos a obedecer o cooperar con el régimen imperante que en forma flagrante venga violando hasta sus más elementales derechos políticos, económicos y sociales.
 
Grandes ejemplos de resistencia civil, para seguir usando el término en boga, se tienen en Sócrates y Jesucristo –en la antigüedad--; o más acá, en Gandhi, Luther King y Mandela. Ninguno de ellos instó a las armas contra el adversario y, por el contrario, el adversario derramó su sangre a título de exterminio de sus ideas.
 
No le hacen ningún bien al país, ni le aportan un  grano de arena a la paz, quienes ahora vienen intentando crear la paradoja imposible de que toda crítica al proceso de paz que se lleva a cabo en La Habana es en pro de la guerra.
Por desgracia, muy sutilmente el gobierno de Santos, aupado en esos grandes medios que le son adictos, por supuesto hasta que tenga mermelada para repartir, ha logrado politizar su paz, al punto de convertir en amigos de la guerra a todo aquel que glose una coma de los acuerdos que a cuenta gotas y a conveniencia de las partes en disputa se van dejando conocer a la opinión pública.
 
Todo aquel que le haya dispensado atención a mis columnas, difícilmente y con buena fe, podría ubicarme en las toldas uribistas… Y, como desde antes de alumbrar sobre el cielo de Colombia la “inteligencia superior” de Uribe, yo ya era un resistente civil, es por lo que digo “¡EUREKA! SE ME UNIÓ URIBE”.
 
Seguiré defendiendo una democracia honrada contra esa otra democracia sin pueblo, como la que ahora mismo acaba de usurpar el poder en Brasil…
 
No he criticado el proceso de diálogo abierto por el presidente Santos con las Farc en procura de llegar a un acuerdo que le ponga fin al largo conflicto armado que padece Colombia. He criticado sí, la politización del mismo que le brindó a Santos su principal arma de reelección, y he intentado una y otra vez en mis escritos que la gente entienda que de La Habana no viene un barco cargado de paz, porque la paz no solo es el silencio de los fusiles sino el desmonte de toda opresión social.
 
Y, el último joto que acaban de subir al barco de la Habana rotulado “Acuerdo Especial”, SÍ que me va a empujar más a la resistencia civil, pues, no concibo que en La Habana se haya montado una mini constituyente compuesta por Santos y su equipo negociador, de un lado; y las Farc y sus muchachos, del otro, para llegar a unos acuerdos que ni el mismo pueblo podrá glosarlos a posteriori, como dice el exfiscal Eduardo Montealegre.
 
No, no me crean tan pendejo: “¡Síganme los buenos!”, aunque entre todos ellos se cuele Uribe… Al fin de cuentas resulta cierto que el enemigo de mi enemigo es mi (nuevo mejor) amigo.
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Fin de folio: Ver nuevamente el documento del exmagistrado Jaime Araujo Rentería sobre 

LA PAZ Y LOS ACUERDOS ESPECIALES.